Y se Marchó el Tren

Linda, no llegaste

y ya te escapaste.

No escribiste

y ya borraste.

No nos conocimos

y ya nos separamos.

Juntos no soñamos,

ni compartimos racimos.

Me atrae tu silencio y poesía,

pero no me basta esa alegría.

No probé tu aroma ni sabor

y mucho menos tu amor.

Hablas del beso y la mirada,

como joven enamorada.

No mires tanto al pasado,

no seas del presente descuidada.

Todo claro desde el comienzo:

nuestro lazo es incierto,

como el humo del incienso

contemplando su ascenso.

No pude llegar a descifrarte,

aunque secretos me contaste.

Tú no sabes ni mi nombre,

pero te atraigo como hombre.

Feliz yo de haber dialogado,

apreciaste mi trato educado;

y si te hubiera abrazado,

habría sido el más delicado.

Estás lista para seguir

y en tu futuro invertir.

Vestida de morado o lila,

tendrás pretendientes en fila.

Sin enojo ni reproche,

un poema como broche:

por siempre en tu recuerdo,

como un ser amable y cuerdo.

Efímero, intangible:

ilusión sin base.

Como un loco que no hace…

y, aun así, me atrajo lo invisible.

Y mientras parte el tren,

observando tranquilamente 

me quedo en el andén…