Ya no quedaban gritos en el campo,
solo el eco de sus propios pensamientos.
El guerrero soltó la espada,
no por rendirse,
sino por no querer seguir sangrando por nada.
Luchó contra sombras, contra nombres que ya olvidó,
por promesas que se borraban como huellas en la arena.
Cada victoria sabía a cenizas,
cada día era solo otro peso en su alma.
Quiso marcharse…
no por cobardía,
sino por amor a la paz que nunca conoció.
Pero aún al partir,
algo lo perseguía —
ese vacío que ni la distancia puede calmar.
“¿Y si todo esto fue en vano?”,
pensaba,
mientras el viento le hablaba con voz de recuerdo.
Caminó lejos de la guerra,
pero no de su corazón herido.
Porque incluso los más fuertes
necesitan un lugar
donde descansar sin tener que morir.
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Autor:
starmoon (
Offline)
- Publicado: 30 de julio de 2025 a las 00:26
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 17
- Usuarios favoritos de este poema: Roberto D. Yoro, Mauro Enrique Lopez Z., alicia perez hernandez, EmilianoDR
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