Bajo mi propio sol

Luis Barreda Morán

Bajo mi propio sol

Si alguien cruza mi senda pensando hallar otra flor,
algún jardín distante que le brinde más fulgor,
le abro la puerta amplia, que emprenda su travesía,
mi savia es única, no aguanto falsa porfía.

Si mi afecto profundo le parece escaso aliento,
un frágil soplo leve que no calma su tormento,
que siga su camino sin volver la vista atrás,
no clavo mis raíces donde el aprecio no está.

Si como compañera siente hueco su guarida,
que mi esencia no basta para llenar su vida,
que busque en otros valles lo que aquí no encontrará,
mi ser es un océano, no un charco que se va.

Si mis ímpetus libres, mi pasión desbordante,
le causan sobresalto, temor vacilante,
que huya sin demora hacia un refugio apagado,
yo bailo con mis llamas en este mundo alocado.

Si mi alma soñadora, mi entrega sin medida,
le pesan como rocas en su rutina dormida,
si el tiempo compartido, los besos sin frontera,
le son carga pesada en su jornada ligera,
si mi querer intenso le parece petición,
que alce el vuelo ahora mismo, sin más dilación.

Sí, que busque el espacio, lejano y silencioso,
pues no aguanto a mi lado un eco quejumbroso,
que murmure constantes críticas sin cesar,
de lo mucho o lo poco que logro yo entregar.
Mi corazón es entero, no conoce fracciones,
ni dádivas mezquinas, ni tibias porciones.
Lo doy sin calcular, inmenso y verdadero,
mitades y pedazos ya borré del sendero.

Y si alguno decide quedarse en este abrazo,
que escuche la advertencia con sereno regazo:
No finjo perfecciones, ni coronas brillantes,
soy humana y terrena, con días vacilantes.
Tengo horas sombrías, caprichos repentinos,
mil rasgos que no brillan, claros matutinos.
Pero guardo también cien mil luces escondidas,
fuerzas y dulzuras, incontables salidas.
Al fin, en cada pecho, mora un poco de sombra,
junto a la luz que nombra.

Todo ha de ser espejo, reflejo claro y puro:
Si amo, has de amarme con fuego firme y duro.
Si respeto tu esencia, respeta mi camino.
Si tolero tu niebla, soporta mi destino.
Mas que el cariño crezca como selva infinita,
que la risa compartida jamás tenga despedida.
Porque ya no pisamos este suelo incierto
sintiéndonos pequeñas, cubiertas de desierto.
Basta de sentir frágil, de creer que no alcanza,
hoy reclamo mi espacio, mi entera confianza.
Aquí estoy, con tormenta y con calma serena,
buscando solo un alma que valga la pena,
que ame sin medida, como yo sé amar,
sin hacerme dudar, sin dejar de brillar.

—Luis Barreda/LAB

  • Autor: Luis Barreda Morán (Offline Offline)
  • Publicado: 27 de julio de 2025 a las 14:07
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 8
Llevate gratis una Antología Poética ↓

Recibe el ebook en segundos 50 poemas de 50 poetas distintos




Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.