Estaré medio ausente. Ojala me de también algo para escribir.
Salgo a caminar,
porque no sé qué más hacer con este cansancio.
A veces me da por errar,
como si en cada esquina pudiera soltar un nudo,
una rabia,
una cuerda enredada del cuello.
Caminar me da ese espejismo de libertad.
Sentirme menos preso,
aunque igual de jodido.
Con suerte me alcanza para un pan
y para imaginarme que otro día puede ser distinto, al menos un pan dulce.
Pero es mentira.
La ciudad siempre te cobra.
Escucho las sirenas,
los gritos,
los rezos tristes de la gente.
Hay algo podrido en el aire,
algo que no se dice,
pero que todos llevamos colgando del cuello.
A veces me botan mi maltrecha voluntad.
Estas alas no vuelan,
ni para caer sirven.
Son un vestigio triste, un apéndice que solo nos sirve para reventar.
Envidio a los sordos,
que no escuchan tanta mierda.
Y a los ciegos,
que no tienen que ver tanta miseria.
Ahora entiendo la paz de los muertos.
¡Qué envidia!
-
Autor:
Carlos Baldelomar (Seudónimo) (
Online) - Publicado: 26 de julio de 2025 a las 10:11
- Comentario del autor sobre el poema: De la colección de poemas: "PARTAMOS DE AQUÍ".
- Categoría: Sociopolítico
- Lecturas: 25
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., ElidethAbreu, Tommy Duque, Carlos Baldelomar, alicia perez hernandez, Menesteo

Online)
Comentarios1
Qué profundidad en la expresión de tus versos.
Es cómo haber vivido toda una vida, a través de muchos años de angustias.
Un placer es para mi, que compartas tales poemas.
Un afectuoso saludo de amistad.
José Ares Mateos
Gracias José por tus palabras que son siempre bienvenidas. Y gran gusto para mí que sean leídas y tengan ese mensaje.
Un grato saludo mi amigo José
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.