Juegos del hambre

Jhetsefany

.....

Desfilan en formación
dando color al paisaje,
como ordenada milicia
que camina con alarde
entre aromas polvo y paja
y henos de olores acres, 
con un paso decidido
y movimientos audaces,
y tan solo se detienen
dando chillidos glaciales
para vestir elegidos
con un arbolado traje,
quedándose bien vestidos
y prestos para homenaje.

Implacables en su paso,
no hay error en sus mensajes,
son las flores funerarias
que necesitan de carnes
con los pellejos que tienen
árida y rancia su sangre,
y saben del agrio olor
de prebostes y deanes
que solo quieren vivir
dando comida a sus fauces,
pero no son pater noster
ni reginas en altares,
solo son recolectoras,
como obreras de un enjambre.

Observadores se esconden
al paso de esa falange,
sobre todo los malvados,
los carroñeros sociales,
los que siempre andan diciendo
que se les acaba el aire
cuando suspiran por ser
eternos como ideales.
Pero flores del azar
que no saben de baluartes,
pasan de largo o recogen
con sus pétalos con guantes
en la precaria intención
de hacer los juegos del hambre.

 

Pero es azar, el azar
que siempre reina en el valle,
y todo es indiferente
ante la ausencia de examen,
como el agua transportada
por molinos de drenajes.
Sin los premios o castigos
que corrijan los balances
no vendrán tribus de justos
ni habrá puertas con guardianes,
solo la suerte que pasa
y que juega con pulgares,
pues si todo es inseguro,
es porque todo es probable.

 

......

 

 

Jhetsefany

 

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