Contra el mismo pavimento

Eres tú quien minas tu estructura cuando falta tanta luz entre esta bruma,

bien que aún lo sabes y sin embargo sigues sin que nadie te sacuda.

Ella anda sola bajo las farolas de una noche con demora; la contemplas

y es gloriosa su persona. Sabes ya de ésta que no encontrarás escapatoria.

De la vítrea forma de un cáliz maldito se vierte ponzoña 

en los labios del único vivo que aún adorna este infierno

diurno incubando su impronta entre todo, mentirosa ficción 

en que siente acomodo aunque en torno la serpiente se le enrosque

sin dar lugar al aire brujería que lo atrapa entre sus muslos 

para no volver a ser persona perdonable en este mundo

que continuo se bifurca asegurando la trifulca y el combate

de dos partes que comparten de poder el ansia infame.

La conciencia de estar solo rompe en catatonia

sin que no jamás se oiga lamentarse aquí algún alma.

Armado voy de todo lo que apenas ya me importa

ajeno a los controles de gente que es muy obvia.

Espero que algo me consuele del aprieto en esta noche

aún por más que estreche callejón que no hay mejor 

para escindirme del néctar que imprescindible produzco

justo hasta que el cambio deje atrás lo de mal gusto.

Cargo mucho asunto y sufrimiento por su causa 

que no entiendo cómo pasa pero no es lugar a salvo

ni una casa hermosa si sólo asalta por sorpresa.

Habrá que inculcarse la templanza una vez de cada tanto 

que hace falta otra senda arriba que se vaya

de circunstancias que nos dañan liberada finalmente.

Me niego ahora yo a pensar si aquella etapa fui valiente

aunque siempre no se escapa de las trampas de una mente

que son más fuertes según aumente el malestar.

Las estrellas no sostienen el plano al azar 

como bien de contrapeso si traspuesto se ha ese umbral

presto a derrumbar obsoletos los conceptos del pasado.