A veces el aire arrastra tu perfume, lo dispersa con la crueldad de lo efímero.
Entonces te deseo como la lluvia que se disuelve en la tierra sedienta, en la aridez de un cuerpo que es promesa.
El amor, esa puta ciega,
nunca avisa que a veces llega
disfrazado de tormenta.
Y yo, aquí,
desnuda bajo el relámpago,
esperando la descarga.
Mi corazón, un nido de pájaros muertos,
late contra mis costillas rotas,
mientras el trueno me desgarra el alma.
No hay refugio, no hay puerta que cerrar,
solo esta piel expuesta, ardiendo,
bajo la furia de un dios que no me ama.
Y la lluvia, fría como una roca,
lava mis pecados, mis esperanzas rotas,
mientras me ahogo en la promesa de un beso
que nunca llega, solo el rayo y su veneno.
m.c.d.r
-
Autor:
m.c.d.r (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 25 de julio de 2025 a las 09:10
- Categoría: Amor
- Lecturas: 23
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., El Hombre de la Rosa, alicia perez hernandez, EmilianoDR
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.