2024 fue triste todo el tiempo.
Aún no había recogido los pedazos rotos
cuando 2025 trajo dos ojos brillantes
que me golpearon como un rayo,
sacándome de mi retiro antisocial autoimpuesto,
solo para montar una obra trágica
en la que tuve que interpretar el papel más ingrato:
el del tonto otra vez,
vendiendo mi bondad por unas migajas inútiles.
Y ella fue la guionista y directora de esta obra,
a la que tituló:
“Nos veremos en la próxima vida”,
una en la que actué durante todos los actos
esperando que cayera el telón final.
Perder la razón fue el único premio.
La carga que ella llevaba a la espalda: nuestra peor crítica.
El cartel que decía “Función cancelada” después de nuestro fracaso.
Las butacas vacías,
un símbolo de esperanza que no curó mi duelo.
Sus ojos, sin brillo en la despedida,
un recordatorio doloroso
de que otro había pasado por su piel.
No hay mejor momento que ahora
para aprender
de todas esas cosas
que no se pueden olvidar.
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Autor:
Torajiro (
Offline)
- Publicado: 24 de julio de 2025 a las 21:02
- Categoría: Amor
- Lecturas: 13
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., Scarlett-Oru, El Hombre de la Rosa
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