Señora Musa

SEÑORA MUSA

POR: MC YK

I

De corazón, debo agradecerte,

sí no fuera por ti ¿Qué sería de mí?

Has estado hay siempre, cuando más te necesito,

aunque a veces te escondes; pero luego vuelves.

Como si nada,

con una sonrisa en la cara,

gritando mi nombre, muy alegre y muy despeinada.

Y yo tan desconcertado, porque yo tan preocupado y tú tan despreocupada.

Mi pulso se altera, aumenta mi temperatura.

Tú te sientas, te relajas; como si posaras para una pintura.

Dialogas conmigo, me preguntas cosas,

te ves hermosa cuando dudas de lo que digo.

Jugueteas con tu cabello,

frunces el ceño,

tus pómulos se arrojan

y adornan tu rostro tan bello.

Cruzas los brazos, miras al cielo;

pero luego te retractas,

dices que era un juego,

yo me río a carcajadas y te molestas de nuevo.

CORO

Señora Musa, las gracias debo darle,

pues, gracias a usted puedo hacer arte.

Sé que nunca podré pagarle,

lo que ha hecho por mí es muy grande.

II

Tú eres la única capaz de hablar con mi alma,

entablas conversaciones,

le das colores a mis emociones,

me comunicas lo que habla.

Es como si tradujeras cada palabra.

Sí ella está enojada, tú me lo dices molesta.

Sí está alegre, tú me lo dices contenta.

Es como una simbiosis entre tú y ella.

A veces le dices cosas al oído, no puedo entenderlas.

Te pregunto lo que le dijiste, y te inquietas.

No dije nada, eso me contestas.

Correteas con ella, en mi jardín mental.

Intento atraparlas, pero no las puedo alcanzar,

me doy por vencido, las dejo jugar.

Cuando te cansas vuelves a mí, y me comienzas a hablar,

limpias, el sudor de tu cuerpo.

Mientras, recuperas el aliento,

te miro fijamente, y, me preguntas: ¿Por qué hago eso?

Es que mirarte cansada, es muy tierno,

te sientas a mi lado.

Te recuestas en mi regazo,

y duermes por un largo rato.

CORO

Señora Musa, las gracias debo darle,

pues, gracias a usted puedo hacer arte.

Sé que nunca podré pagarle,

lo que ha hecho por mí es muy grande.

III

No soy una persona, tampoco un ser humano.

Soy algo que no habita en este plano,.

No soy un espíritu, ni algo trascendente.

Me llaman: Señora Musa, mucho gusto en conocerte.

Solo tu podrás verme,

soy capaz de ver todo lo que está en tu mente,

te conozco, como tu nunca te conocerás,

y mi travesía acabará, junto, con tu muerte.