Ocaso sangriento
CUADERNA VÍA
si
Es la hora postrera cuando el sol se retira
y las nubes se pintan, el viento silba y gira.
Desde su alta ventana con tristeza ella mira
y sus ojos se nublan y su boca suspira.
Recuerdos de otro ocaso, de sol y de
existencia
mordiendo el corazón la cruel reminiscencia.
La súbita partida, la inesperada ausencia
que al espíritu empuja a un pozo de demencia.
El día comenzó sin ninguna razón
para preconcebir la cruenta situación.
No hubo voces de alarma, ni una premonición;
todo llegó a su vida con furia de ciclón.
El sol resplandecía, parecía decir
que el día les traería júbilo en el vivir.
Disfrutaron alegres del usual compartir
ya que al final del día el habría de partir.
El llegar del ocaso marcó su despedida.
Enfilaba su coche justo hacia la salida,
al ganar la avenida sintió la acometida.
Quedó la carretera con su sangre teñida.
©️Wilfredo Feliciano Colón Yauco 🍵 PR 🇵🇷20250716 Derechos reservados
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Autor:
Kfeprieto (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 21 de julio de 2025 a las 18:13
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 12
- Usuarios favoritos de este poema: mauro marte, Mauro Enrique Lopez Z., alicia perez hernandez
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