El estremecimiento de tus ojos al verme
es la luna temblando en sus mares de nieve,
y es el temblor de tus labios que enloquece
como un secreto que el viento no quiere perderse.
He perdido la herradura de la suerte,
y en su ausencia resbala el día por mi frente,
yo que bebí de tu fuente,
encuentro sed en cada sombra que me miente.
La dulzura de tus labios me enternece,
como la brisa que acaricia al sol cuando amanece,
y en la cabalgadura de tu talle,
trota el deseo como potro que no desfallece.
Vuelvo a tus ojos incandescentes,
que iluminan sombras en mi mente,
y explayan mis sentimientos profundos,
como olas que acarician dos mundos.
Tu fuente que me dio de beber,
es manantial que no deja de crecer,
y es correntía que emana de tu ser,
que inunda mi vida sin dejar de renacer.
La luna espía el imperturbable amor,
testigo silente de nuestro ardor,
mientras el tiempo en calma se desvanece,
y en tus brazos mi alma se adormece.
Levántate con el canto de los grillos,
que despiertan sueños y antiguos brillos,
mientras la luna se desvanece,
y el nuevo día en calma aparece.
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Autor:
RENJOSLO (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 21 de julio de 2025 a las 12:37
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 34
- Usuarios favoritos de este poema: Henry Alejandro Morales, Nelaery, Jaime Correa, El Hombre de la Rosa, Javier Julián Enríquez, Mauro Enrique Lopez Z., La Hechicera de las Letras, EmilianoDR, ElidethAbreu
Comentarios1
Muchas gracia por tu genial versar amigo Renny Loyo
Recibe un abrazo de Críspulo
El Hombre de la Rosa
SALUDOS POETA. APRECIADO TU COMENTARIO.
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