El amor que destila la fuente del destino
riega los fieles pasos de aquel que aquí vino.
No hay gratitud mayor que la que de allí mana,
esperanza de quien con lo suyo se hermana.
El pensamiento dorado inspira al corazón,
y este, enaltecido, forja nueva creación.
Divino designio, el más hermoso tesoro:
todo aquel que lo comparte se vuelve oro.
La luz toca el alma de quien crea y sueña
aquello que trasciende cualquier reseña,
más grande que las cumbres de la montaña,
grandioso como el río que fluye y se baña.
Como agua nace el destino de los amparados
por la esperanza divina de sus sagrados
propósitos de vida: no nace quien rechaza
la muerte, ni vive quien sus cargas no traza
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Autor:
Marko Antonio Rico Gamonal (
Offline)
- Publicado: 20 de julio de 2025 a las 14:52
- Categoría: Amor
- Lecturas: 15
- Usuarios favoritos de este poema: Roberto D. Yoro, Mauro Enrique Lopez Z., Nelaery
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