Si eres un adulto mayor, o al menos un adolescente mayor como yo, entonces escucha:
Hemos vivido acumulando experiencia, y también miedos. Ambos propios, y los ajenos que fuimos expropiando.
¿A que le temes? ¿No has sorteado ya todos los obstáculos? Solo unos pocos quedan por delante. O bien son conocidos, o bien insalvables. De modo que no vale la pena perder tiempo con ellos.
Es tu haber, el tiempo es mucho más valioso que el dinero. Y esto sí es una ley de la economía, la de la escasez. Cuando somos jóvenes, solemos no tener dinero, pero nos sobra tiempo y energía. De modo que derrochamos eso, pues es lo que abunda.
Ya maduros, es necesario recomponer los postulados. Recalibrar la balanza digamos.
Si tienes lo necesario. Y lo necesario es asequible según afirmó Lucio Séneca, entonces aférrate a cada instante. Pues de ahora en mas no necesitaras tanto dinero. Alcanza con el que tienes. Se impone administrar la energía, para poder seguir viviendo nuevas experiencias placenteras. Pero algún día reflexivo, entiendes que el tiempo que nos queda por delante resulta escaso. No lo malgastes lamentándote o pensando en la proximidad de la muerte.
¿Acaso no es lo único certero y justo? Certero, porque conocemos nuestro destino final desde la cuna. Y justo, porque nadie, rico o pobre, escapa a ella. No hay mayor justicia en la tierra decía mi padre, desmitificando la pobre muerte. Si no hay incertidumbre en eso. ¿Para que te preocupas por una verdad absoluta?
Así que solo vive intensamente. Disfruta lo que posees. Comparte los momentos, porque el placer se multiplica rodeado de afectos. Y además así quedarás en la memoria de aquellos que te conocen y aman.
Vive dignamente. Con apego a tu fe. A los valores que fuiste acopiando en el camino y te forjaron en quién eres.
Hay solo una persona a la que no puedes traicionar, y eres tú.
Mírate al espejo. Ríete de ti. Relaja ese gesto adusto que la vida incrustó lentamente en tu rostro.
Deja atrás la careta y el escudo. Ya no los vas a necesitar. Ya eres un héroe. Convive en paz contigo. Se indulgente con tus actos, la rectitud suele tener dobleces. ¿Acaso los jueces no interpretan la ley con una dinámica progresiva? También nosotros fallamos con distinto criterio, cuando la vida nos va curtiendo. Pues la mayor parte de ella está ya en nuestro pasado. Y no puedes modificarla. ¿Para qué sufrir por ello?
Por delante está el futuro. Y aunque prefiero decir como Serrat que solo es un adverbio de tiempo, allí habrá días soleados. Y estaciones con flores. Juntadas con amigos, padres, hijos y nietos. Ese es tu tesoro.
Así que no puedes hacer mas que una sola cosa: vivir. No digo estar, sino vivir.
Con los riesgos y la desilusión de siempre. Pero ahora preparados para que no nos haga tanto daño.
Ya conoces la naturaleza humana. Y sus miserias que abarcan también las tuyas. Y si ya te has perdonado, ¿entonces para que seguir juzgando a los demás?
Vive. Respira profundamente como enseña el yoga. Abarca todo con tu mirada experta y desprejuiciada que ve lo invisible. Por aquello de que lo esencial es invisible a los ojos…
Todo ha sido puesto ahí para nosotros. ¡No seas justamente tú el aguafiestas!
Y si no te ríes de ti mismo, al punto de que en todo hallas gracia, es que aún te falta madurar…
Argentino Nadies
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Autor:
argentino nadies (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 19 de julio de 2025 a las 21:31
- Comentario del autor sobre el poema: Instrospección personal, ¿tal vez?
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 15
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., Roberto D. Yoro, William Contraponto, El Hombre de la Rosa
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