La hora del lobo

En una tierra extraña, desbordante de vida y calor

Hubo una vez una historia de amor,

Única y diferente, especial como cualquier otra,

Dos espíritus encontrados en un sueño, una paradoja. 

Espíritu antiguo y espíritu joven,

La bestia magnífica y la elemental del norte.

El lobo pardo, sabio, de astucia y de porte,

El viento libre, bello y fuerte en azote.

El lobo solitario, orgulloso pero ingenuo,

Confiaba en su sabiduría y nada lo sorprendía,

Pero los vientos de Mayo traían consigo,

Al único que podría volver al lobo, tristeza y alegría. 

El terrible viento del norte, fresco e inalcanzable 

Llego con el lobo, en un duelo de titanes

Espíritus libres se miraron y admiraron

Cruzaron palabra, roce y se notaron. 

El viento frió y el lobo impasible 

Bailaron la danza natural e infalible. 

Mostraron calor y también emoción,

Cuando los dos abrieron su corazón 

 Viento y lobo se disfrutaron, se consumieron y se unieron.

Orgullosos y temerosos de lo que estaba sucediendo. 

Y entonces,

 el viento dejó de soplar para el lobo.

Espíritus libres escogieron su camino,

Así como llegó, el viento huyó 

Y el lobo consternado, ahí permaneció 

Aullando a la luna las emociones que calló. 

Espíritu libre, huracán del norte 

Iba y venía  sin reparos y azotes.

La bestia callaba, su herida ocultó 

Pero a la hora del lobo, su rabia aulló.

La luna discreta, observaba y escuchaba

Destrozos y aullidos, de rabia y desgracia.

La musa de Venus, de Cupido y de Eros,

Su luz extendió hasta el alma de estos.

Espíritu antiguo y espíritu joven,

Desnudos de todo, bailaron la danza.

El lobo y su Alma se unieron en fuego,

Con tanta pasión, amor y deseo.

Los vientos de Mayo lo dan y lo quitan,

A aquellos que siempre, siempre volvían. 

La luna veía con dicha y desdicha,

A dos corazones que se querían,  

pero nunca se tendrían.