Que daría por estar contigo.

Que daría por estar contigo,
en el lento susurro del viento, 
en cada hoja que, trémula cae, 
que son huellas de lo que fue. 

Que daría por tocar tus sueños, 
como un niño en la mañana, 
esperando un rayo de sol, 
que ilumine la sombra del día. 

Que daría por escuchar tu risa, 
melodía que envuelve el alma, 
un canto de aves al amanecer, 
un eco de la paz que anhelo. 

Cada estrella en el cielo, 
me recuerda tu luz lejana, 
y en la noche más obscura,
mi corazón se asoma y llama. 

Que daría por perderme en tus ojos, 
en el universo de tu mirada, 
donde el tiempo se detiene,
y el mundo olvida su prisa. 

Que daría por esos momentos, 
las conversaciones que nunca tuvimos, 
las promesas tejidas en la brisa, 
y los silencios hablando de mil formas. 

En cada café compartido, 
en cada paseo por la ciudad, 
las risas que cruzan espacios, 
como puentes construidos de sueños. 

Que daría por un instante, 
donde el tiempo ya no exista, 
y podamos, al fin, estar así, 
sin miedo, sin distancia, sin final. 

Que daría por el roce de nuestras manos, 
un abrazo que detenga el mundo, 
mientras el cielo se pinta de estrellas,
y la luna observa, cómplice, nuestro abrazo. 

Que daría por un recuerdo, 
el eco de unos días en la bruma, 
donde todo era posible, 
como un deseo hecho de aire. 

Que daría por sentir tus latidos, 
el fervor de estar cerca de ti, 
el aroma de tus palabras, 
como perfume en un jardín secreto. 

Que daría por un "te quiero", 
sincero, como el mar y la arena, 
como la tierra que abraza la lluvia, 
como un amanecer de toda la vida. 

Que daría, amor, por encontrarte, 
en cada rincón de mis días, 
pues la vida se vuelve más bella, 
compartiendo nuestras historias. 

Que daría por estar contigo, 
no únicamente en el sueño, 
sino en cada parpadeo del tiempo, 
en cada latido de este corazón. 

Así, en el rincón del alma, 
donde florecen los recuerdos, 
te guardo, mi eterno anhelo, 
y sigo soñando, soñando contigo.