En la noche más callada
baja un carruaje de seda,
y en su trono de nevada
viene la reina de estrellas.
Lleva un cetro de escarcha
y una capa que centellea,
sus suspiros son la danza
de las plumas de la niebla.
Los carámbanos la siguen,
le hacen música discreta,
y los zorros, con sigilo,
le saludan desde cerca.
Ella canta entre los pinos
melodías blancas, lentas,
que despiertan al molino
de los sueños y las sendas.
A los niños les regala
una historia en cada estrella,
un deseo en cada ráfaga
y una risa que no cesa.
Cuando pasa por los techos
con sus huellas de canela,
las ventanas ven reflejos
de su alma azul y tierna.
Y en las cumbres del invierno,
cuando el viento más se eleva,
la recuerdan los luceros:
noble, etérea, y viajera.
Rosa Maria Reeder
Derechos Reservados
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Autor:
Rosa Maria Reeder (
Offline)
- Publicado: 17 de julio de 2025 a las 22:17
- Categoría: Infantil
- Lecturas: 3
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, Roberto D. Yoro
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