El viento se va con la prisa de la brisa y siempre viene con algo que decirme, aunque se enmudece al tenerme de frente, lo expresa con gestos y señas.
Me aprendí algunas de sus mañas; desde que llega la noche hasta que amanece, con ansias, pasa entre pestañas.
A veces se lleva con que me daña, otras me deja inerte.
Él permanece en el presente, ligero de problemas.
—Ahí es cuando me pregunto: ¿Por qué seguir cargando con las pasadas penas? Debería hacerlas mis alas.
Y es que me parezco tanto al viento; a veces callado, otras ardiendo y otras gritando fuerte. Por eso aprendo del que nuca envejece.
Con una talentosa disciplina sigue su causa , sin pausarse por el clima. Como yo con la escritura.
Para el viento no existe el tiempo, solo el espacio donde es y desaparece por momentos. Mientras reboza de experiencia y de secretos.
Seguirá de un lugar a otro, hasta que ya nadie pueda acordarse de él, como este relato.
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Autor:
Alberto Navarro. (
Offline)
- Publicado: 16 de julio de 2025 a las 13:34
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 14
- Usuarios favoritos de este poema: Roberto D. Yoro, alicia perez hernandez, Mauro Enrique Lopez Z., EmilianoDR
Comentarios1
Poeta Alberto, quien pudiera tener la ligereza del viento y lo eterno de las letras.
Gracias por darle alas a este relato.
Saludos cordiales.
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