Al otro lado del sol poniente, (Un cuento corto)

David Arthur

 

Apartado dentro de los Alpes suizos, después de un diagnóstico de tuberculosis, un cuarto de un sanatorio se habría convertido en su hogar. En una tarde de primavera, como de costumbre, ella estaba sentado en su silla en la terraza de su habitación, mirando la vista panorámica del valle, dominado por los imponentes picos de las montañas aún adornados con túnicas blancas.

Estaba en paz con ella misma y su vida.

Los últimos rayos de sol de la tarde acariciaron con ternura sus mejillas, como él siempre hacía. Al pensar sobre los recuerdos de su vida, ella sentía un anhelo por su presencia, sus besos de pasión y la intimidad que compartían.Una lágrima deslizó por su mejilla, hidratando sus labios.

Paulatinamente atrás se los picos el sol hizo su última reverencioa del día, teñiendo el cielo con tonos de carmesí mientras se bordaba las costuras de las nubes andantes con hilo rosa. Su mirado ahora se concentró en las aldeas repartidas a lo largo del valle, casas con sus luces,cual estrellas caidas. Cuando de repente un escalofrío invadió su conciencia.

Desde una mistica niebla circundante una mano extendida le indicó que lo tomara. Ella dio cuenta que era una oferta para ayuda, que con gusto aceptó, y en desafío de la regla de la gravidad, se elevó sobre la niebla efímera  hacía un vacío desconocido al otro lado del sol poniente.

Un voz eufónica, casí un susurro, la dio la bienvenida al jardín de la paz eterna. Un jardín de esplendor y sempiterna magnificencia, que por si fuera poco, junto con la música de John Dowland, tocada en un laúd,  regalaban para sus ojos y sus oídos una cascada de bendiciones.

Caminaba por senderos bordeados de flores y plantas, el aire preñado con la fragancia de rosas, flores fronderas de hortensias, jazmines, boca de dragón, orquideas delicadas y trompetas de ángel de Brugmansia para llegar a un lago lleno de nenúfares.

Monet debió haber estado aqui, asumió.

Desconcertada, ella se preguntó: ¿Estoy en el paraíso o en el cielo?

 

David Arthur ©®

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Comentarios10

  • Alexandra I

    Es un cuento bellísimo David, pleno de aromas y suavidad, que acompañan en un recorrido que lleva a la salida a un atardecer de luz, un encuentro con la realidad, la paz, que se hace tan necesaria, un verdadero placer leerte, gracias por lo hermoso de tus letras, la foto que compartes preciosa.

    Un gran abrazo, feliz día, Alex.

    • David Arthur

      Muchas gracias Alex por tu hermoso comentario.
      Un plcer siempre recibirte en mi rincón de la poesía

      Un abrazo de mi amistad
      David

    • JoseAn100

      Parece no lo sé una muerte tranquila dulce. Bello cuento briosamente contado. Un placer leerte. Muchas gracias David. José Ángel.

      • David Arthur

        Sí José Ángel, es una muerte tranquilo y dulce como dices.
        Muchas gracias por tu presencia fiel en mi poesía.

        Un gran abrazo amigo
        David

      • EmilianoDR

        Gracias poeta Arthur por esta historia de esa enfermedad que trajo muerte y luto.
        Que bueno que la dama estaba en paz y junto al pintor.
        Saludos cordiales.

        • David Arthur

          Gracias a ti Emiliano por tu grato comentario.
          Si, la dama estaba en paz con el pintor.

          Saludos amigo poeta
          David

        • JUSTO ALDÚ

          Un relato que fluye como un adagio barroco entre las montañas suizas y lo intangible. La prosa está cargada de imágenes sensoriales que se entrelazan con la espiritualidad de una despedida serena, casi litúrgica. La muerte, aquí, no es ruptura sino tránsito: una elevación suave, como si el alma subiera con la delicadeza de un perfume en la brisa.

          Hay ecos de Thomas Mann, de Dowland y de Monet, pero también algo profundamente personal: una mirada que transforma la agonía en epifanía. El uso del detalle botánico y musical otorga textura y dimensión emocional. Quizá podría cuidarse alguna repetición (como "ella estaba" o "más, caminaba") para que no frene la cadencia del conjunto, pero el cierre tiene una elegancia mística que deja en el lector un silencio contemplativo.

          Una pregunta final que no busca respuesta, sino que revela la plenitud del tránsito: ¿cielo o paraíso? Tal vez ambos, no lo sé.

          Saludos

          • David Arthur

            Qué hermoso comentario me das Justo, muchas gracias. También por el consejo.

            Referente a Thomas Mann: durante un estadía en Davos y conociendo su libro "La montaña mágica"(Der Zauberberg) me vino este cuento corto en mente que después escribí. Y tengo música de Dowland tocada por Sting en su laúd. Monet y sus nenúferes también me inspiraron para un caudro que pinté.

            Saludos amigo poeta
            David



            • JUSTO ALDÚ

              Lo mereces, no es común una entrega así. Amas el arte.

              Que pases un buen fin de semana.

              • David Arthur

                Un buen fin de semana también para ti.

              • MISHA lg

                un grande MONET, gracias poeta ,
                bellas letras
                gracias por compartir


                Un voz eufónica, casí un susurro, la dio la bienvenida al jardín de la paz eterna. Un jardín de esplendor y sempiterna magnificencia, que por si fuera poco, junto con la música de John Dowland, tocada en un laúd, regalaban para sus ojos y sus oídos una cascada de bendiciones.

                besos besos
                MISHA
                lg

                • David Arthur

                  Muchas gracias Misha por tu grato y apreciado comentario.

                  Un abrazo de cariño amiga
                  David

                • Freddy Kalvo

                  Bonito cuento con toque espiritual mi apreciado amigo Arthur.

                  Un abrazo fraterno.

                  • David Arthur

                    Te agradezco mucho Freddy por tu grata presencia en mi poesía.
                    Muchas gracias por leerme y hacer tu siempre apreciado comentario.

                    Un fuerte abrazo amigo
                    Arthur

                  • alicia perez hernandez

                    Hermoso cuento en maravillosa armonía con la naturaleza, la brillantez del sol era como estar en el paraíso, y lo más maravilloso es que ella tenía paz, y estaba llena de recuerdos bonitos de ese amor que venía, a veces no sabemos que es real y que no pero el espíritu nos lleva a sentir paz. placer de lectura. Abrazos y saludos amigo y poeta David

                    • David Arthur

                      Te agradezco mucho Alicia por tu hermoso comentario. La naturaleza es el pulmón para nostros y así tenemos que cuidarla mucho.
                      Muchas gracias por tu fiel y grata presencia en mi poesía.

                      Un abrazo de mi cariño amiga,
                      David

                    • El Hombre de la Rosa

                      Fantástica y genial tu preciada manera de escribir estimado poeta y amigo David
                      Recibe un abrazo de Críspalo
                      El Hombre de la Rosa

                      • David Arthur

                        Muchas gracias Críspulo por tu muy grato comentario.

                        Un abrazo amigo poeta
                        David

                      • Fabián Berty

                        Bello tu cuento, David.
                        Un placer leerlo.

                        Un abrazo.

                        • David Arthur

                          Muchas gracias Fabio por tu apreciado y grato comentario.

                          Un abrazo

                        • ElidethAbreu

                          Querido David, que precioso cuento.
                          El final me lleva al cielo y que placer leerlo.
                          Abrazos y gracias.

                          • David Arthur

                            Muchas gracias Elideth por tu apreciado y grato comentario.

                            Un abrazo amiga
                            David



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