YO QUERÍA SER ESCRITOR

Delalma

 

Cuando yo era niño soñaba con ser escritor, había leído tantas y viejas historias de amor, en libros bien cuidados que mi madre guardaba en su baúl de recuerdos. Bien advertido andaba yo, de que no me acercara a tomar nada de allí: “Pues aquí no tienes nada tuyo”, me había dicho mi madre.

Bueno, en ese entonces, no me interesaba mucho saber qué había allí, pues a la sazón tendría yo pues unos 6 años de edad y aún andaba en mis juegos de niño con otros contemporáneos. Mas cuando estaba en casa, mi madre, cada vez que podía, me llamaba y me leía las cartas de amor que mi difunto padre le escribiera, cuando aún eran jóvenes y estaban enamorados.

Yo escuchaba las palabras hermosas que mi padre en vida escribiera, yo como hombre me sentía identificado con todo lo que mi padre decía, dejaba mis pensamientos volar y para mis adentros pensaba: “algún día yo tendré una esposa como mi madre, que sepa guardar mis recuerdos y darme tres hijos.”

Por aquellos tiempos, cuando yo era pequeño, no había televisión, apenas si había libros, revistas (historietas) con dibujos, radio y cine. Pero yo ya quería aprender a leer, porque la curiosidad de lo que en ellas decía, me consumía.

Contaré que tenía una hermana mayor, a quien recurría para que me leyera lo que ahí estaba escrito, ella me decía cualquier cosa, pues comparando las imágenes que veía, con lo que ella expresaba, pues nada guardaba relación. Tal vez yo le quitaba su tiempo y un día me largó: “¡entonces aprende a leer para que tú mismo sepas que dice!”. ¡Basta!, me dije, ni más le pregunté nada, porque ni mi madre me gritaba y no me iba a dejar gritar por mi hermana, ni por nadie.

Pues bien, el tiempo fue pasando, entré al colegio y en menos de lo que canta un gallo… ¡Aprendí a leer! Llegué corriendo a mi casa a contarle a mi madre: ¡Que ya sabía leer! Aún recuerdo que ella me felicitó, me aplaudió y me llenó de besos.

Creo que esa vez me saqué la lotería y nunca lo supe.

Eso fue como que si el mundo se abriera para mí, yo andaba eufórico… no lo podías creer. Leía todo lo que caía en mis manos, todo lo que mis ojos podían ver, para mí fue algo maravilloso, fantástico.

Ahora me daba gusto de leerle a mi madre, tanto como ella antes, me había leído a mí. Claro, ella siempre me premiaba, ya fuera con un beso o con una caricia en mis cabellos. Eso era una cosa de locos.

Cuando ya no tenía qué leer en casa, me iba a la peluquería del pueblo y ahí me leía todos los periódicos. Lo hacía a diario, a veces no tenían periódicos del día, no importaba, pues yo releía los de los días anteriores, muchas veces el dueño de la peluquería me regalaba sus diarios para que los siguiera leyendo en mi casa. ¡Maravilloso era el pan que me daba!

Dejé a los amiguitos que todavía seguían jugando a las escondidas, al tropo, a las canicas, etc. etc. Y los cuales, en muchos casos, aún no habían aprendido a leer.

Me quedaron cortas las lecturas por ahí encontradas, entonces me acordé del baúl de mamá. Ahí estaban los libros: colecciones de Jorge Isaacs, Vargas Vila, Alejandro Dumas, Salgari y muchos más… ¡Santo Dios! ¿Qué era todo eso?

Haciendo un recuento de mi infancia, diré que yo vivía en un pueblo pequeño, costeño muy cerca de la playa: Végueta, es su nombre.

Mi casa quedaba frente a la plaza de armas del pueblo y el colegio donde yo estudiada, estaba cruzando la plazuela.

También teníamos una chacra de regular tamaño, donde podíamos criar desde vacas hasta cuyes, una huerta y una casa en el campo. Cuento esto porque al año siguiente que me tocó regresar nuevamente al colegio, pues yo no iba a estudiar. Le había agarrado tanto amor a la lectura que yo me iba al campo, siempre llevando un libro de aquellos que tenía mi madre, para leer.

El director del colegio se tomaba la molestia de ir a preguntar por mí, a mi casa; mi madre lógicamente respondía que yo me había ido al colegio. Claro, ese año lo perdí, pero aprendí tanto de los libros en mi primera infancia, que creo que fue lo que modeló mi carácter y mi conducta.

Creo que la lectura para mí, era un vicio como el que hoy tiene los chicos con el video juego.

Bueno, mi madre era tan comprensiva que me dejaba hacer lo que yo quisiera. Ya me dejaba ir a seguir leyendo al campo, pero con el permiso de ella, también llagaba hasta la playa y me gustaba leer con el susurro de las olas del mar. Cuando tenía hambre, regresaba hasta la huerta y comía frutas; algún vecino, a veces, me invitaban a almorzar a su casa.

A ellos les gustaba conversar conmigo pues a mi corta edad, tenía muchas veces más conocimientos que ellos de la realidad nacional y mundial. Yo los comprendía pues ellos estaban ocupados en sus trabajos y no tenían la oportunidad de leer, ellos eran campesinos y pescadores en su gran mayoría. Por otro lado, me fascinaba que me preguntaran de todo lo que quisieran saber, claro, yo no siempre tenía la respuesta a su inquietud, pero les hacía saber de algunos temas yo no sabía, recién estaba aprendiendo.

Así fui creciendo, en medio de libros… más que de cuadernos. Recuerdo que mis profesores se molestaban porque yo no tenía cuadernos “al día”, pero no me podían jalar de año, porque yo sacaba notas aprobatorias en los exámenes orales y escritos. Debido a eso, también muchos de ellos se hicieron mis amigos y teníamos largas charlas en las cuales ellos recordaban las cosas que yo recién conocía.

Adolescente ya, me incliné por la filosofía y la sociología. La ciencia al alcance de todos, nada más leer un libro, para empezar a entender el mundo

Entonces era por todas esas cosas, que yo quería ser escritor de libros trascendentales, cosas que los niños vamos guardando en nuestra mente a medida que avanzamos en el conocimiento, pero los avatares de la vida me llevaron por otros caminos y no pude ser aquello que tanto quería, pero llegado a la madurez, me convertí en poeta, ahora pienso que mi destino ya estaba trazado para esto. Gracias por su lectura.

 

Delalma

9/04/2020

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  • Autor: Delalma (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 15 de julio de 2025 a las 11:18
  • Comentario del autor sobre el poema: Acà les dejo un tema real, parte de mi vida, todo lo que entre lìneas decìa en otro foro, para impulsar la lectura y la buena ortografìa en otro foro. Gracias.
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 15
  • Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., alicia perez hernandez
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Comentarios2

  • ElidethAbreu

    Delalma, predrestinado para ser escritor y poeta. Un gran privilegio.
    Abrazos y gracias por compartir esta historia familiar.

    • Delalma

      Hola mi querida y estima poeta ElidethAbreu: Volviendo por esta pàgina tan querida, tuve un pequeño inconveniente con la internet, me cambiaron de WI FI a fibra òptica y han demorado un par de dìas por ese trabajo. Pero acqiì estoy nuevamente para seguir haciendo buenos amigos como tù. Gracias por comentar.

      • ElidethAbreu

        Gracias.

      • alicia perez hernandez

        Interesante lo que nos cuentas y por demás como lo relatas, hasta el enojo, con tu hermana que creo suponer que porque no te tenía paciencia por eso no te quería leer los libros o cartas que tu madre guardaba, bueno, de niño uno quiere ser algo que al paso de los años dejas de pensar en eso y estudias otra cosa. al final terminaste siendo escritor de poesía no estás tan alejado de tu deseo. Abrazos mi querido amigo Delalma

        • Delalma

          , ahora ya me cambiaron a fibra òpticaHola Alicia, mi querida estimada y gran poeta:amiga, bueno, creo que me perdì unos dìas pues estaba con unos problemillas de red, ahora ya me cambiaron a fibra òptica y me dijeron que esta si no se corta y tiene màs velocidad... y no sè què cuantitos màs... Bueno amiga, ya estoy nuevamente pro acà. gracias por tu comentario.



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