Te construí un altar…
Cierto. Perdón. Lo olvidé.
No creés en dioses, ni en mitologías, ni en leyendas.
No creés.
Y yo…
yo te construí demasiados altares.
Reproché tus ausencias como si, en parte, me debieras algo.
Pero no.
No me debés nada.
Podés irte sin pagar.
No hay deuda.
En cambio, yo…
yo lo debo todo.
Debo tiempo.
Debo noches de descanso.
Debo tinta.
Debo hojas.
Debo.
Debo.
Debo…
Podés hipotecar mi hogar.
Podés pasar.
Las puertas y las ventanas hace años que están abiertas,
de par en par, esperando verte entrar.
Disculpá el polvo.
Es que hay demasiado olvido
en cada recoveco de tu silencio.
Construí algo hermoso.
¿Lo ves?
Lo construí. Lo admiro.
Pero hay demasiada soledad.
Quizás me diste un poco de incentivo.
Quizás encendiste la chispa que le faltaba a mi fuego.
Quizás…
No sé.
Eso es lo que pasa.
A veces no sabemos, aunque creemos saberlo todo.
Contradictorio.
Polémico.
Patético.
No encuentro otras formas.
La única que conozco es esta.
La única forma de amar.
La única forma de arrancar.
De evitar.
De transformar.
De llorar.
La única…
es esta.
Un poco de palabras,
un poco de letras…
y me transformo otra vez en lo que alguna vez odié: alguien que desnuda su alma como sacrificio ante un error.
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Autor:
Denise Arredondo (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 15 de julio de 2025 a las 01:41
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 2
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez
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