Que venga la ausencia con dardos de hielo,
con látigos negros y espinas de sal,
que ruja la noche, que tiemble el anhelo,
yo alzaré mi pecho cual muro inmortal.
Si el amor sucumbe por vil desconsuelo,
entonces no era amor, era polvo y cristal.
Mas si alzo tu nombre con voz desgarrada,
si aún arde tu imagen en mi oscuridad,
si sangra mi boca por no ser besada
y vive tu aroma en mi soledad,
la distancia infame será derrotada,
su odio no alcanza la eternidad.
Vendrá la amargura con túnica espesa,
el tedio, la ausencia, el cruel sinrazón,
mas no hay carcelero, cadena ni presa
que ampute este fuego de mi corazón.
Si el mundo nos parte, si el tiempo nos pesa,
seremos espiga, raíz y canción.
Que se abra la tierra, que tiemble el abismo,
que escupa la ausencia su hiel sin perdón,
si al fin este amor se derrumba en sí mismo,
yo mismo lo entierro, sin paz, sin razón.
Mas si no se quiebra, si vence al mutismo,
seremos leyenda, no eco, no ilusión.
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Autor:
El Corbán (Seudónimo) (
Offline) - Publicado: 14 de julio de 2025 a las 19:58
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 11
- Usuarios favoritos de este poema: Roberto D. Yoro, Mauro Enrique Lopez Z., alicia perez hernandez, EmilianoDR

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