Dibujaste en mi alma un árbol de nuestro adiós,
un árbol que con dulzura cuidé en mi interior,
lo regaba con recuerdos, con sueños y pasión,
para que jamás se marchitara su flor.
Pero llegó el invierno, frío y silencioso,
y aquel que hechizó mi alma, dulce y hermoso,
se alejó sin retorno, dejando vacío el lugar,
como el viento que se lleva el leve cantar.
Muere el sol al caer la tarde en el horizonte,
muere en mi alma el amor, sin reclamo ni puente.
Solo penumbra y espera en la eterna soledad,
una ausencia que crece, un anhelo de verdad.
Te espero, amor mío, más allá del tiempo y el mar,
para que nuestras almas, juntas, puedan volar.
Unidas por siempre, en un eterno bailar,
hasta el final de nuestros días, en un solo palpitar.
(Dulce Brisa)
-
Autor:
dulcebrisa (
Offline)
- Publicado: 14 de julio de 2025 a las 12:41
- Comentario del autor sobre el poema: Espero en silencio tu dulce llegada, como el sol que aguarda la madrugada. En cada instante, mi alma suspira, por ese abrazo que el tiempo retira.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 3
- Usuarios favoritos de este poema: JUSTO ALDÚ, ANGHELUZ.
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.