NADA ME DEBES

NADA ME DEBES

Escúchame, hijo, ahora que el tiempo

nos deja un rincón para hablar en silencio.

Quiero contarte, sin drama ni llanto,

cómo empezó todo, tan puro, tan santo.

Fuiste un susurro, apenas latido,

un sueño pequeño que vino escondido.

No supe tu nombre, ni el día exacto,

solo sentí que algo en mí fue un pacto.

Creciste en mi vientre como una canción,

cada mes, un verso, cada patada, un son.

Te hablé en la noche sin que entendieras,

pero en tu mundo ya me supieras.

No me debes nada, ni el primer respiro,

ni aquel sobresalto cuando diste un giro.

No la madrugada, ni el pecho ofrecido,

ni el miedo callado, ni el pan partido.

No me debes fiebre, ni el llanto cargado,

ni el cuerpo doblado, ni el paso cansado.

Todo lo hice por puro querer,

sin esperar nada, sin por qué ni por qué ser.

Te cuidé en tus días de fiebre y espanto,

velé tu descanso, sequé cada llanto.

Canté mil canciones sin saber cantar,

porque en tu sonrisa aprendí a amar.

No me debes juegos, ni cuentos sin fin,

ni el beso en la frente, ni el agua y el pan.

Nada, hijo mío, que el alma no diera

como da la luna su luz verdadera.

Si alguna vez piensas que estás en deuda,

recuerda esta voz, que siempre te encuentra:

lo que yo te di no tiene medida,

porque al darte vida… tú diste a mi vida.

Roberto D. Yoro

Junio 2025

Olanchito, Yoro, Honduras C.A.