ENTRE CADENAS

Cada palabra cae
como si el papel se deshiciera en viento,
desgarrando pedazos del incendio
que aún arde en mi pecho.

Me mata por dentro
esta herida que no cicatriza,
este eco que me parte en cristales
tan frágiles
que ya no puedo ordenar
ni un pensamiento.

Ni el principio de mi historia
me deja vivir en paz.
Es una guerra interna,
una prisión sin barrotes
que me encierra en mi propia piel.

Y ahora,
cada rincón de mí
grita por salir de este infierno.

—Ayúdame, solo esta vez.
Sé que no he sido buena, Dios,
¿pero qué más puedo hacer
para cumplir tus expectativas?
¿Fingir bondad?
¿Mentirme a mí misma
hasta romperme?

¿Cómo salvarme del abismo?
Me siento tan torpe,
como una muñeca arrastrada por hilos
tejidos con mentiras,
intentando encontrar
una razón
para no hundirme en la oscuridad.

Dime,
¿cómo ser un ángel
sin importar el pasado?
Solo te pido eso:
déjame descansar
de este dolor que me deshace por dentro.
Dame al menos una justificación
para que mis alas
se atrevan a volar hacia la esperanza,
en busca de un cielo que me reciba
sin cadenas.