EL ÚLTIMO TRAGO
Hola, causita, ¿cómo estás?
Hace tanto que no te veía.
Nos cruzamos en la esquina,
como antes, sin compañía.
Un par de chelas al paso,
que no se entere mi esposa.
Tú sabes bien que ya no soy
de los que se ahogan en copas.
Pero ya ves, hay momentos
que ameritan una huida,
romper la rutina en el camino,
liberar un poco el peso de la vida.
Te miré, con esa risa
que aún colgaba en tu cara.
Te dije: “Que no sea el último”,
y la noche se volvió clara.
En dos horas, seis cervezas.
¡Caray! Como a inicios del dos mil,
cuando el tiempo era liviano
y la vida más sutil.
Tomé la precaución, pues,
y te hablé con tono serio:
“Ya es tarde, mi causita,
tú pa’ tu casa… yo al mío.”
Nos abrazamos tranquilos,
con promesas en el aire:
“Seguro que no es la última.”
Y el adiós no fue un desaire.
Qué jodido fue el destino,
se llevó tu voz sin ruido.
Y esa ronda que brindamos
quedó en mi pecho encendido.
Pero qué jodido el destino,
que te lleva sin aviso…
Y esa ronda compartida
fue el final de nuestro hechizo.
Ahora, cada vez que brindo,
levanto el vaso despacio,
como quien busca en la espuma
una risa de tu espacio.
Fue la última, compadre,
aunque no lo presentía.
Y hasta ahora me pregunto
por qué no alargué ese día.
© Corazón Bardo
-
Autor:
CORAZÓN BARDO (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 13 de julio de 2025 a las 01:54
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 1
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.