El Reino Alado
Existe un lugar lejano, más suave que la brisa,
donde todo plumaje encuentra su sonrisa.
Un hogar sin fronteras, sin puertas que cerrar,
donde cada ala puede libremente volar.
Allí llegan las aves, sin importar su pena,
si cargan con miedos o si su dicha es buena.
Los tímidos gorjean junto a los más valientes,
los de cuerpo menudo y los de grandes fuentes.
Los que lucen colores vivos y brillantes,
conviven con otros de tonos más callados.
No existe división, no hay señales ni rayas,
solo cielo abierto y suaves playas.
Ningún lienzo colgado proclama separación,
solo arcoíris vivos en total comunión.
El ébano oscuro, la nieve más pura,
la hoja verde fresca, la luz dorada, segura,
el fuego encendido en un pecho pequeño,
todos se funden en un radiante sueño.
No hay barrera alguna, ni rejas ni prisiones,
ni sitios de sombra para tristes visiones.
No hay hierro cortante ni ruido de balas,
solo ramas amigas y tranquilas salas.
Es un nido gigante, cálido y profundo,
el refugio más dulce bajo el cielo del mundo.
Allí solo se escucha el susurro del viento,
el canto del amanecer, el dulce movimiento
de plumas rozándose en un baile sutil,
una vida completa, serena y gentil.
Ese lugar perfecto, sin mancha ni herida,
vive dentro del alma, latiendo con vida.
Cada noche, en silencio, mis párpados se cierran,
y mis pies ya no tocan la tierra que me encierran.
Alas invisibles me llevan sin tardanza
a ese paraíso de paz y confianza.
A ese reino alado, eterno y querido,
donde todo ser con plumas tiene su nido.
—Luis Barreda/LAB
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Autor:
Luis Barreda Morán (
Offline)
- Publicado: 13 de julio de 2025 a las 00:22
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 3
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