Introversión a mis 23

MariaCarolina

“Feliz Cumpleaños a ti, Feliz Cumpleaños Carolina, Feliz Cumpleaños a ti”, canción que siempre he recibido con un sonrisa en el rostro por ser la agasajada entre familiares y amigos. Pero lo cierto es que en los últimos cinco años no recuerdo uno en el que sintiera que estaba cumpliendo un año más de vida, un año más de experiencia. Tenía 20 y me sentía la misma de 17. Sí, me preocupaba que los años me estuviesen pasando por el frente, mi cuerpo los estuviese viviendo, y mi mente y mis circunstancias se quedaran congeladas en el tiempo.

A pesar de haber creído en momentos que Dios me adeudaba un par de cientos de días, por vivirlos en circunstancias ajenas a mi voluntad, lejanas de mis planes. Hoy que cumplo 23 años de vida, siento que efectivamente tengo 8400 días en este mundo. 8400 días en los que viví -como cualquier persona- emociones de todo tipo: Alegría, gozo, tristeza, felicidad, entusiasmo, éxito, euforia, fracaso, amor, desamor, desilusión, decepción, traición, frustración, rabias (y vaya que han sido muchas!) y pare de contar.

Y cada sentimiento producto de disímiles experiencias me permitió aprender y aprehender lecciones que ratifican que hoy tengo 23 años de edad, y que estoy lejos de ser la misma jovencita que salió de casa:

  1. He aprendido que éxito no se escribe con “E”, sino con cuatro “D”. Decisión, Determinación, Disciplina; y la última D, pero no menos importante, fe en un Dios, en ese ser superior de quien asirse cuando la voluntad mengüe. 
  2. La frustración es el sentimiento de quien se siente incapaz de alcanzar la meta. Porque quien no la alcanza hoy, y sabe que podrá alcanzarla mañana, no se frustra, tiene paciencia. 
  3. Aprendí a no volar cuando se está empezando a caminar: No hacer más de lo que se puede, pero sí prepararse para hacer más de lo que hasta ahora se puede.
  4. La vida es como las escaleras de un edificio. Tiene ascensos y descansos. Donde los ascensos es el camino a alcanzar lo que se quiere; y los descansos entre pisos son los pequeños estancamientos, Siendo los pisos, las distintas metas de toda una vida. Y mientras más alto es el edificio o más pisos se van a subir, más descansos (momentos de estancamiento) se van a vivir. 
  5. Suerte tiene aquel que puede decir que el número de sus “amigos” es igual al número de letras de esa palabra, por no decir que es ingenuo. 
  6. La pregunta fundamental en toda la vida: ¿Qué es lo que verdaderamente quiero?
  7. Si las dudas invaden, busca la respuesta con tus valores morales siempre presentes. Porque, aunque difícil se torne -a veces- serle fiel a ellos, la felicidad interna se alcanza mientras menos les falles. 
  8. He aprendido que quien rápido te dice amar, fácil te reemplaza por otro “amor”. Amar y querer debe decirse y escucharse después de actos y actitudes que así lo demuestren.
  9. Aprendí a no pretender que alguien haga por ti lo que ni siquiera tú eres capaz de hacer. Ámate, valórate y respétate más de lo que pidas o más de lo que esperas que alguien ajeno a ti lo haga. 
  10. Me di cuenta de que me hace feliz hacer feliz a las personas. Pero también aprendí que hay personas que no merecen ni el mínimo esfuerzo por hacerlas feliz. 
  11. Que soy inconforme, regiamente, inconforme; pero cuando nada logra conformarme un abrazo y un beso de mi papá y mi mamá apaciguan mi inconformidad. 
  12. He concluido que es necesario ser “un buen egoísta”: tener prioridad en uno y por uno. 
  13. Todo lo que no genera bienestar, se desecha. 
  14. La confianza pura es un beneficio exclusivo de mi almohada, si acaso, también de mi perro. 
  15. La vulnerabilidad debe ser un secreto bien guardado, (aunque me cueste ocultarlo). 
  16. No hay momento perdido, hay momentos que pudieron invertirse mejor. 
  17. Los fracasos son necesarios para poner a prueba la voluntad. 
  18. La vida es del color en el que se la mira: será gris en la medida que la veas así. Es una cuestión de actitud. Hay personas que ante las adversidades siempre sonríen, no se quejan, simplemente la enfrentan. Es probable que esas personas siempre vean los colores llenos de luz, porque la peor tragedia es la que se vive en el alma y el corazón. 
  19. Es fundamental saber escuchar pero es aún más necesario saber a quién escuchar.
  20. La experiencia es un tesoro intransferible, es el regalo que nadie te puede dar. 
  21. Aprendí que los sueños se deben anclar a tierra.
  22. Esperanza en que todo algún día será mejor es el motor que mueve la vida. Pero, la esperanza debe estar debidamente fundamentada, porque es ínfima la línea que separa la esperanza de la ilusión. 
  23. Si no se es feliz consigo mismo, jamás las circunstancias ajenas te harán feliz. 

Sé que he crecido, sé que he vivido experiencias de todo tipo, algunas, incluso, poco gratas que ni personas de cien años han vivido, pero eso no me hace superior, ni me hace mejor, sólo me hace una mujer con una visión de vida particular -no heredada, ni infundada-, solo una visión de vida como debe ser: LA MÍA PROPIA.


María Carolina Suárez Morcillo
Carito, para muchos porque indiscutiblemente irradio pura ternura! ajajajajajja!

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Comentarios2

  • MariaCarolina

    Esta nota nació a propósito de mi cumpleaños número 23, el día '3'11'2010.

  • Jose Felix Rodriguez M

    Waooooooooo



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