Todas las mañanas al despuntar el alba,
Mi mayor trabajo y ocupación,
Es acercarme a la ventana de mi habitación
Para abrir las hojas de par en par.
Echar unas miradas, calle arriba, calle abajo
Mirar si por ahí, algún vecino pasa,
O siquiera asoma la cabeza, como hago yo
Para tomar un poco de aire fresco,
O tal vez dar inicio a una conversación,
Un comentario sobre estos momentos
Difíciles que nos tocan vivir.
Pero nadie pasa, nadie asoma.
Esto es lo más cercano (creo yo), a estar muerto,
Tener encerrado el cuerpo y las ganas
Libre el alma, mientras el corazón muere,
Entre cuatro paredes, extrañando…
Prisioneros de un destino que no buscamos,
Pero que tal vez, por decidía fabricamos.
No lo sé, no lo entiendo, pero pienso que
Estamos sirviendo de conejillos de indias,
Para algo mayor que aún no avizoramos
Y que tal vez nunca sepamos.
Quizás nuestros nietos, enterándose de todo
Se atrevan a decir: “Eran muy inocentes”.
¿Tú qué opinas?
Delalma
30/03/2020
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.