Un entendimiento que le hace daño al corazón.
La razón actúa con firmeza,
pero la comprensión deja espacio,
en ese espacio, el corazón se rompe.
Se rompe sin estallido,
como cristal que se astilla hacia adentro,
quedando atrapado
entre estacas que lo atraviesan
en su propio razonar sin razón.
Un teléfono de por medio.
Silencios más pesados que palabras.
Poca comunicación,
mentiras disfrazadas de excusas,
engaños camuflados en detalles,
deshonestidad envuelta en promesas dulces.
La vulnerabilidad,
que alguna vez sentí como un puente,
se convierte en tormenta
y aunque a veces parezca inofensiva,
aunque se vea como lluvia suave,
puede llevarse todo a su paso,
dejando ruinas,
escombros de lo que soñé construir,
pedazos de mí que no sé si puedo recoger.
Millones de palabras,
como millones de estrellas,
que solo iluminan,
pero no calientan.
No se sienten.
Solo flotan.
un día,
se consumen.
Se apagan.
se vuelven polvo
en la nada.
Yo, aferrada a algo que parecía tan seguro.
A algo que abracé con la fe de quien ya ha perdido mucho.
Ahora dudo,
no de mi amor,
porque mi amor es real.
Fue entrega, fue raíz.
Dudo de mi elección,
de la decisión que mi pobre corazón,
tan ilusionado,
tomó con los ojos vendados
y los latidos desbordados.
Y es que a veces,
uno no se rompe por falta de amor,
sino por haberlo entregado
en la dirección equivocada.
Avi-
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.