En mi disolución

Asung Pen

Su espada larga centrada en sangre,
su pistilo de peligro hunde el filo en mi carne:
mi ausencia me llama.

Me quedo solitario,
en medio de la nada,
mirando cabizbajo las montañas que se hunden,
se derriten en el pecho del no nacido.

Voy a saltar sobre la sombra de ese sol que se esconde,
de ese que muere degollado por su propio deseo.
No quiero detenerme a llorar por los ausentes,
ni por los que dejaron su tripa y aliento crispados en los campamentos de Antofagasta,
hasta desaparecer en una balacera,
hasta agotar sus suplicas,
dejando hembras más vivas, más terribles, más mujeres, más solas.

¿Qué discursos van a levantar ahora si sus hocicos torcidos se comen el alfabeto,
se restriegan en la arena cada una de las manchas que llevan como estandartes,
una sobre otra,
otra sobre una,
encima de la desnudes patética que los muertos esconden?

Me he quedado solo.
El viento tiene mi nombre como silbido,
erosionando las piedras del altiplano, 
secando los salares
y llevando mi grito de funeral encima de la llareta. 

Me he quedado solo.
Mi apariencia desolada es para las vicuñas, 
ellas cruzan el atardecer con mi tristeza decapitada,
con mi aliento furtivo dentro de sus patas. 

Hoy quiero anochecer en soledad,
quiero morir de ausencia,
quiero percibir mis latidos como si fueran los últimos en mi pecho,
intento silenciarme,
callarme,
esparcirme en algún bofedal
y despertar como cadáver de mil años,
en una momia que ya llevo a la extinción.

  • Autor: Asung Pen (Offline Offline)
  • Publicado: 9 de julio de 2025 a las 20:06
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 2
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