Perdonar

A los pies de la montaña,

está se ve gigantesca,

Pero caminando se va haciendo más pequeña,

Porque te alejas sin mirar lo que queda.

¿Cómo es el perdón?

¿Cuándo se sabe cuando uno perdona?

Es fácil perdonar teniendo de frente aquel apego mortal. Pero no está más.
Ya no siento que sea tan fácil perdonar sin recompensas.

Si dios te quitó de mi vida,

Porque así se lo pedí a él,

Yo sentía que también me guardaría un secreto,

El tesoro de lo que fue sagrado.

El tiempo en que daba mi vida entera,

Eso creí ver volver aún entre escombros.

Cuando te alejas la montaña se ve pequeña,

Y en el recuerdo queda el agua,

sus barcos, sus olores, esas calles.
Aquellas que caminaba rápido para llegar pronto, siempre ilusionada de ser tu presente.

Hasta los ruidos y los aires de infancia en la adultez.

La casa grande y hasta los colectivos y sus números tan anhelados de ver llegar para llegar rápido.

Y cada recuerdo conectando un sueño anterior,

Un anhelo del pasado que se hacía presente cuando estaba presente ya.

Nadie podría imaginarse que tantas conexiones y viajes y años que se hicieron dobles, traerían tan al presente las cosas que no se pueden soltar.

No pasó el tiempo y ya fueron 7 años, y hasta un poco más. Yo sigo sintiendo la misma sensación que me hacía pequeña e ilusionada. Los momentos que caminaba dudando de mi, y hasta en el muelle contando los minutos que faltaban para entrar a la clase, enfrentar mi vergüenza.

Al fin! terminar triunfante con recuerdos que no logro sacar atrás y que esa montaña se haga pequeña, bien escondida de mi.

Fui una niña, una adolescente, una apasionada del deseo de ver una historia germinando.

Pensé que existía un después, aunque se haya roto todo en esa casa y en mi.

Pensé que Dios me guardaba un amuleto para recuperar de los escombros y que la edificación fuera en el mismo lugar de siempre.