Tenía miedos hace tiempo,
no simples miedos,
sino larvas de mí mismo,
futuros posibles revolviéndose
en la penumbra de mi conciencia.
Por eso, cuando me miro en el pasado
y atravieso los valles sombríos del recuerdo,
siento una pena suave,
una pena que no hiere, que arropa,
una melancolía lúcida que comprende
que alguien se rindió ante la imposibilidad de ser,
y en esa rendición halló refugio.
Los miedos se desvanecieron
con los inviernos interiores,
copos de nieve fundiéndose
en el calor de las experiencias
que guardé en mi médula.
De ese deshielo brotó en mí
una nueva alma,
una criatura gemela,
nacida de mis brasas y de mis ruinas,
de la pasión incandescente,
de la esperanza absurda
en las sonrisas y en el amor
que prometía redención.
No sé con exactitud
en qué me transformó esa metamorfosis,
pero sé que me obligó
a sostener la mirada sobre mi propio abismo.
Allí descubrí un ser frío, casi mineral,
que balbuceaba desde el fondo de mis vísceras,
moviéndose como un espectro
entre la realidad y las ideas,
despojándose de los afectos,
entendiendo finalmente
que no somos nosotros quienes abrimos las puertas,
sino que la puerta decide
si seremos dignos de cruzarla.
Hoy, al mirarme en el espejo,
encontré a un desconocido
que contempla sin nostalgia lo que ya no es,
alguien que intuye
que lo que es ahora
es precisamente lo que debía ser.
Y en ese instante último,
la pregunta que me devoraba —¿quién soy?—
no halló respuesta en palabras,
sino en un silencio esencial,
en una quietud donde el ser se disuelve
y al mismo tiempo se revela.
-
Autor:
A.Z. Santhiago (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 7 de julio de 2025 a las 22:51
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 11
- Usuarios favoritos de este poema: JavierManjarres, alicia perez hernandez, ElidethAbreu, El Hombre de la Rosa
Comentarios1
Hermoso tu genial y extraordinario bien versar
Recibe un abrazo de Críspulo
El Hombre de la Rosa
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.