Sucede que hay tardes en las que nos sentamos los cuatro a tomar café y conversar, justo como tu y yo lo hacíamos y me parece que duele menos, es una celebración por la victoria de conservarnos mutuamente, tu a nosotros y nosotros a ti, es como un desenlace feliz a la batalla de no dejarte ir, pienso , lo conseguimos! Aún estamos todos, aún estamos juntos, en esos momentos no te veo con nosotros Pero tengo una certeza interna, algo dentro que me dice que ríes con nosotros y me siento nuevamente plena, ya no me falta nada, el problema es cuando todos dejamos nuestras tazas, guardamos las cosas, la sillas se vacían, la loza queda amontonada, ahí se que tú también te has ido, otra vez
Y en otras tardes no se que hacer, pienso en perderme en algún rincóncito de mi mente ayudarme de la manera que se, que deprimente, más que el color de la tarde invernal que no tiene brillo, ni lluvia, ni frío ni calor, ni hojas, sin nieve ni tonos, quiza por eso me gusten tanto los colores de mi alma que se camuflan con estos días, todo está mal y en sintonía, naturalmente retorcidos naturalmente yo. Me acuesto en la tarde frente a la única luz palida sobre la montaña y quiero llorar, no estoy triste, estoy conmigo
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Autor:
patagona (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 7 de julio de 2025 a las 21:32
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 23
- Usuarios favoritos de este poema: Mauro Enrique Lopez Z., ElidethAbreu, alicia perez hernandez, El Hombre de la Rosa, Poesía Herética, Nelaery
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