Alma Indómita

Luis Barreda Morán

Alma Indómita
 
Mi ser se alza con ímpetu indómito,
pues la existencia me forjó a su imagen fría.
Jamás hallé mirada que me acogiera,
ni voz que comprendiera mi agonía silente.

Me niegan siempre lo que anhelo con fuerza,
entregan a cambio vacío y desconocimiento.
Cada petición se torna en muro impenetrable,
cada esperanza, en eco sin aliento.

Ansío ser como aquel ser inocente,
cuyos ojos reflejan pura dicha al vivir.
O como el caminante satisfecho y sereno,
que encuentra en lo sencillo su existir.

Quisiera brindar mi esencia sin medida,
esta fragilidad, este anhelo sin fin.
Entregar todo el tesoro de mi alma,
a cambio de un amigo fiel junto a mí.

Desearía vagar por sueños dorados,
tejer la vida con hilos de bondad.
Dejar atrás el peso de la pena,
borrar las sombras de la adversidad.

Anhelo entonar canciones al viento,
sembrar carcajadas como floración.
Sentir en cada instante, cada latido,
solo la calidez de la unión.

El camino me hizo así, duro y erguido,
frente a un mundo que solo ofreció rigor.
Sin una mano que guiara mis pasos,
sin un oído atento a mi clamor.

Pero aún late en mí la luz de un anhelo:
hallar el puerto donde el alma descansa.
Donde la lucha cese su batalla,
y solo brille una amistad que avanza.

—Luis Barreda/LAB

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