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En el vídeo el poema musicalizado
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Tengo celos del viento
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Le tengo celos al aire
que llega, sopla y te abraza,
tengo envidia de la sangre
ya que por tu cuerpo viaja.
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Y rabia tengo del agua
que lujuriosa te lava,
odio con fuerza las horas
horas que sin ti no pasan.
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Las ansias me desesperan
cuando recorro tu espalda,
se hace muy largo el camino,
me pesan mucho las ganas.
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En tu boca fresca bebo
y mi sed nunca se apaga,
en cada trago quisiera
beberte de un golpe el alma.
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Soñé, volaba contigo,
por una fresca vereda,
tras los algodones blancos
que hacia el cielo nos elevan.
Seguía el camino rosa
que va al río de los besos,
donde habitan corazones
que ya cumplieron los sueños.
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El día que yo te vi
sopló más fresca la brisa,
donde solo había zarzas
brotó de nuevo la vida.
.
De tus ojos me prendé
y me colgué en tus pestañas,
con un rayito de luna
desde la noche hasta el alba.
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Sagrado será el momento
no caerá en el olvido,
el recuerdo de aquel día
vivirá siempre conmigo.
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Nunca olvidaré la hora
la tengo bien cobijada,
en el cofre del recuerdo
siete candados la guardan.
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Arreglo para canción
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Tengo celos del viento
(intro)
Le tengo celos al aire
que llega, sopla y te abraza,
tengo envidia de la sangre,
ya que por tu cuerpo viaja.
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Y celos tengo del agua
que lujuriosa te lava,
y odio con fuerza las horas.
Las horas, que sin ti no pasan.
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(estribillo)
Las ansias me desesperan
cuando recorro tu espalda,
se hace muy largo el camino,
me pesan mucho las ganas.
--
En tu boca fresca bebo
y mi sed nunca se apaga,
en cada trago quisiera
beberte de un golpe el alma.
--
(coros)
Soñé que volaba contigo
por una fresca vereda,
tras los algodones blancos
que hacia el cielo nos elevan.
--
Íbamos por el camino rosa
que va al río de los besos,
donde habitan corazones
que ya cumplieron los sueños.
---
El día que yo te vi
sopló más fresca la brisa,
donde solo había zarzas
brotó de nuevo la vida.
---
(puente)
De tus ojos me prendé
y me colgué en tus pestañas,
con un rayito de luna
desde la noche hasta el alba.
---
Sagrado será el momento
no caerá en el olvido,
el recuerdo de aquel día
vivirá siempre conmigo.
---
(estribillo)
Las ansias me desesperan
cuando recorro tu espalda,
se hace muy largo el camino,
me pesan mucho las ganas.
---
En tu boca fresca bebo
y mi sed nunca se apaga,
en cada trago quisiera
beberte de un golpe el alma.
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(outro)
Nunca olvidaré la hora
la tengo bien cobijada,
en el cofre del recuerdo
siete candados la guardan.
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Poema y arreglos de Mercedes Bou Ibáñez
musicalizado por Suno IA
Vídeo hecho con ayuda de Canva y MovieMaker
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Celos, relato sobre el poema
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La pasión de los celos: una exploración literaria en un escenario simbólico y emotivo
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En un árido paisaje donde la brisa susurra secretos inefables, habita un hombre cuyo espíritu se ve consumido por una envidia insaciable.
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Este sentimiento, lejos de dirigirse hacia una tercera persona,
se proyecta hacia el aire mismo, que con delicadeza
acaricia a su amada.
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La metáfora revela una percepción del deseo como una fuerza
que trasciende lo tangible, manifestándose en una envidia
hacia la misma esencia del entorno
que envuelve a la objeto de su afecto.
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Su corazón arde con celos por cada suspiro que envuelve a su amada, anhelando ser él quien la abrace, quien la proteja del vasto
y a veces implacable mundo exterior.
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La intensidad de estos sentimientos se intensifica en la cotidianeidad: cada vez que ella se sumerge en el baño, la envidia se transforma en rabia, manifestándose en una corporeidad lujuriosa del agua que recorre su piel, mientras él, desde la distancia, sufre una agonía silenciosa por no poder ser el dueño de esos momentos de intimidad, donde el amor se transmuta en un deseo puro y visceral.
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El transcurrir del tiempo, especialmente en los intervalos en que la separación se hace insostenible, se revela como un enemigo voraz.
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Las horas se tornan en periodos interminables y crueles, que parecen burlarse del amor ardiente que reside en su interior, evidenciando la paradoja entre el deseo
y la imposibilidad de saciarlo.
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La ansiedad lo atormenta, particularmente en los momentos en que se imagina recorriendo con la mirada la suavidad de su espalda, experimentando una sensación similar a la de un niño que atraviesa un largo camino en busca de un tesoro: cada paso, cada caricia, se convierte en un esfuerzo titánico, un peso sobre sus deseos.
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Sus sentidos se agudizan en la percepción de su cuerpo vibrando ante cada roce, aunque siempre parece que la distancia que los separa
se amplía, alejándolos aún más.
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La evocación de sus labios, frescos como la mañana posterior a una lluvia, simboliza un anhelo profundo: beber no solo de su agua, sino de su esencia, de su alma.
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Se imagina en un banquete de deseos, consumiendo cada fragmento de su ser en un solo trago, en una sed que jamás logra ser completamente satisfecha.
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En la dimensión onírica, el protagonista experimenta vuelos junto a su amada en escenarios donde la realidad se funde con la fantasía.
. Ambos transitan por senderos etéreos, atravesando el río de los besos, un espacio mágico donde corazones ansiosos cumplen sus anhelos en un abrazo eterno, celebrando el amor en cada latido y en cada signo de unión.
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La primera vez que sus miradas se cruzaron constituye un hito fundacional en su existencia; aquella brisa que antes parecía indiferente se torna en una presencia vibrante y vivificante.
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En medio de zarzas marchitas, presencia la renacencia de la vida, su corazón late con fuerza, hechizado por la luz de los ojos de ella, que se asemejan a un faro guía en la noche eterna prometida de no separarlos.
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Este momento sagrado y memorable es custodiado con celo en un cofre sellado por siete candados, cada uno simbolizando un recuerdo, una chispa del amor que los une.
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La memoria de la hora en que se encontraron se vuelve un refugio, un recordatorio de que, al fin y al cabo, su amor trasciende las limitaciones del tiempo y del espacio.
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En cada susurro del aire, en cada gota de agua, en cada segundo que transcurre, su corazón se impregna de un amor que, en su intensidad y pureza, parece estar destinado a resistir hasta la eternidad.
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Este relato, por tanto, revela la complejidad del amor marcado por los celos, donde la percepción del deseo se entrelaza con la imaginación, la nostalgia y la esperanza, configurando una narrativa que trasciende lo meramente emocional para convertirse en un símbolo de la lucha interna por la posesión y la eternidad del amor.
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Autor:
Merche Bou Ibáñez (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 6 de julio de 2025 a las 05:30
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 5
- Usuarios favoritos de este poema: Antonio Miguel Reyes
Comentarios1
Para celos los míos hacia tus letras estimada amiga.
Un abrazo.
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