Corazón Distante

Corazón Distante

El viento susurra tu nombre en la noche,  
mientras la luna dibuja sombras en tu ventana.  
Sé que tu almohada guarda secretos mojados,  
historias de silencio que el tiempo no borra.  

No fui yo quien sembró esa pena en tu pecho,  
ni la causa de tantas noches sin estrellas.  
Hay caminos que cruzan sin querer encontrarse,  
y dos almas, aunque cercanas, son paralelas.  

No dejes que mi recuerdo sea espina en tu carne,  
ni que el amor, mal entendido, te ate a esta cadena.  
El cariño que tengo por ti es puro y sincero,  
pero no es llama ardiente, sino luz serena.  

¿Por qué no ves que somos como el mar y la montaña?  
Uno inmóvil, firme; el otro, inquieto y cambiante.  
Nuestros sueños no caben en el mismo sendero,  
y forzar el destino solo trae más distancia.  

Deja que el tiempo cure lo que hoy parece herida,  
que no todo lo bello debe ser posesión.  
Aprende a mirarme sin buscar promesas,  
y encuentra en mi amistad dulce consuelo.  

No hay razón para hundirse en un llanto sin fin,  
ni para clavar los ojos en un ayer imaginado.  
La vida es vasta, y aunque duela ahora,  
habrá otros amaneceres, otros besos, otros brazos.  

Si en algo fuimos iguales, fue en la forma de extrañar,  
pero nuestros corazones laten en distinto compás.  
No es culpa ni traición, solo el ritmo del mundo,  
que a veces nos une para después separar.  

Alza la frente, seca esas lágrimas,  
y abre los ojos a lo que aún está por venir.  
No soy tu final, solo un paso en el camino,  
y el amor verdadero no nace del sufrir.

—Luis Barreda/LAB