Desilusión

aviemas

Qué decepción.

No de ti.

De mí.

 

Sabía que no podía confiar,

que no debía esperar nada,

que eras lo que siempre fuiste…

y aun así,

me dejé llevar.

 

Te di una oportunidad,

y me la di a mí también,

como si el amor bastara

para transformar lo que ya dolía.

 

Cerré los ojos,

me hice ciega,

me volví sorda,

silencié mis alarmas

y escondí mi ser

con tal de no perder el tuyo.

 

Qué triste.

Porque lo supe.

Y aun así, caí

en eso que juré evitar,

en eso que dolía con nombre y apellido.

 

Pero los tropiezos no son eternos,

las caídas no se escriben con punto final

si sabes levantarte.

 

Y yo,

aunque rota,

aunque herida,

sé que puedo.

Porque esta vez no te pierdo a ti,

me recupero a mí.

Avi-

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