Hoja de papel

Fina y delgada, no llora;

escrito está su destino,

Vil condenado camino.

Débil será, ha llegado su hora.

Castiga en silencio su ser,

el viento la carga obligada;

débil hoja de papel…

Ciega al hado que la tiene atada.

Acepta sin ojos videntes,

deja que sobre ella escriban perversos.

Ya pues no se libra de manos hirientes;

Y vanos fueron ya sus esfuerzos.

Feble una brisa sobre ella, la hoja,

llora en silencio, no hubo cuidado.

Tiñe la marca teniente funesta y roja,

Como su piel, un corazón arrugado.

Cierra los ojos, esperanza fortuita;

que la desechen, pues sueña;

y sus clamores al deseo que imitan.

Son leves anhelos sin vida ni dueña.

Una grieta, un roto en la hoja,

aspira al cielo, ilusa.

Un deseo que al alma despoja

aquella pobre hoja confusa.

Pues no es secreto, es papel delicado,

al agua ella cede—sus lágrimas son,

pues llorar la ha derrumbado,

tristeza que ataca al corazón.

No hay salvación, solo pesar.

todo es silencio, ella callada.

Cesando su ruido, ¡dejó de gritar!

Por nadie era ella escuchada.

Antes en blanco, ahora en rojo;

Tinieblas azotan sus ojos.

No son oscuras, mas, vale nada.

Aquella pobre hoja que fue condenada.