Por un alma en ruina que aún recuerda su fulgor
¡Ay, cuánto duele el eco del antaño
cuando la soledad en mi pecho acampa,
y en esta existencia, hedónica y sin baño
de luz, la esperanza ya no me ampara!
Extraño tus gestos de noble apostura,
tu verbo encendido, tu risa tan franca,
tu andar majestuoso, tu augusta hermosura,
y el alba que en ti la tristeza arrancas.
Hoy, desolado, divago en abrojos,
con yertas pupilas de invierno cansado,
y arrastro esta vida de oscuros despojos,
sin ti, todo es necio, marchito, apagado.
Mi lira no canta, mi pecho no vibra,
el mundo es un yermo de tedio y de arcilla,
la dicha se escurre, la pena se libra,
y soy sólo sombra de antigua semilla.
La noche me cubre con velo funéreo,
la bruma me ciñe con frío cilicio,
el alba me hiere con rayo etéreo,
y el día se pudre sin tu artificio.
¡Oh, cuánta indigencia me deja tu ausencia!
La rosa no aroma, la luna no hechiza,
y hasta la brisa reniega en su esencia
de darme el consuelo de tu suave brisa.
Mas, he de decirlo, mi amor verdadero,
al fin te revelas de forma inaudita,
no eres ajeno ni amante viajero…
¡Eras yo mismo cuando aún tenía vida!
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Autor:
El Corbán (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 4 de julio de 2025 a las 12:13
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 1
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