Llanto Que Purifica

Luis Barreda Morán

Llanto que Purifica

Si me ven llorar bajo la luna fría,  
no pregunten el porqué de mi agonía.  
Las lágrimas caen como lluvia en el río,  
llevándose pedazos de un amor ya perdido.  

No busco consuelo en palabras vacías,  
ni quiero que escuchen mis penas de día.  
El dolor es mío, lo guardo en silencio,  
como un viejo secreto, como un sueño sin tiempo.  

Cada lágrima ardiente que quema mi cara,  
es el verso más triste que mi alma guardará.  
Recuerdo tus besos, tu voz en la nada,  
y el eco de un sueño que nunca llegaba.  

El llanto es un bálsamo, un río que pasa,  
limpiando las heridas que el tiempo no sana.  
Tal vez cuando el agua se lleve mi pena,  
podré respirar sin sentir tu condena.  

No juzguen mi llanto, no pidan razones,  
el corazón sabe sus propias canciones.  
Si hoy sangro en silencio, mañana florezco,  
pues hasta el dolor más hondo se muere.  

Y cuando la noche me abrace cansada,  
diré que tu amor fue tan solo una espada,  
que hirió sin piedad, pero al fin me dejó  
más fuerte, más libre... y al fin te olvidó.  

Así, entre las sombras, mi pecho respira,  
sabiendo que el llanto también purifica.  
Y aunque hoy duele el alma, mañana seré  
dueña de un cielo donde tú no estés.

—Luis Barreda/LAB

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