Este no es un ciclo eterno, tu senda es un quiebre,
voz interior me guía, cada velo se abre.
No guardas salvación, el pretérito ya fue,
la vida no se inclina por lo que te hirió, créeme.
Hubo sombras, artilugios, miradas sin candor,
pero el cosmos no adeuda migaja de fulgor.
Tu herida no es un muro, ni grillete de la historia,
si la niñez fue arista, no te quedes sin gloria. Traiciones,
desamparos, ansiedad, un ciego velo,
mas en esa ancla inerte, no hay más que un suelo frío.
Ya no eres aquel eco que la pena doblegó,
eres pulso que decide, lo que en barro se forjó.
No hay celdas para el miedo, ni la gris mediocridad,
si el abismo te abrazó, ¿por qué en él respirar?
Edifica desde el daño, sin rencor que te atormente,
sé hogar de tu ser íntimo, tu faro y tu corriente.
Quien se respeta, habita su verdad sin oropel,
sin buscar en miradas ajenas un falso miel.
Y sí, habrá desgarro al elevar, al soltar nudo,
afrontar tus espejos, el rincón más desnudo.
Fallar y levantarse, sin tregua, una y otra vez,
más duele el ancla inmóvil que el vuelo de tu tez.
Alza la frente, no por palmas que el aire lleva,
sino porque mereces la vida que se eleva.
Tus sueños, ahora auroras, en la siembra del alma,
la existencia no te guarda, mas nutre a quien se calma.
¿Listo para esta danza, para el sol que te ve?
No naciste para el fango, sino para el pie.
Desbarata las viejas tramas... pero bien,
un nuevo universo espera, un íntimo Edén.
Morir te espera, vive , voz ancestral me implora,
"El fin nos roza", clama, "así que vive, la hora".
Viaje efímero somos, sin medir el compás,
el tiempo que nos queda, sin cuenta, sin atrás.
Ignoramos el último gesto, la voz que se diluye,
pero en esa fragilidad, el espíritu fluye.
Quedaron susurros, un junio en el alba azul,
conversas no dichos, un perdón, abrazo azul.
Tardes lentas, sin prisa, que dolieron sin razón,
como herida abierta en el centro del corazón.
Pero en el afecto puro, un hilo siempre queda,
una forma de amar sin tiempo, la verdad que no cede.
Desde la distancia un puente, que el lazo no marchita,
el eco que despierta, y el alma que palpita.
JTA.
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Autor:
jtaltuve (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 3 de julio de 2025 a las 12:35
- Comentario del autor sobre el poema: Queridos lectores. Hoy les comparto un trozo de mi alma, una ventana a aquello que me impulsó a crear este poema. No fue la búsqueda de una rima perfecta, ni la mera acumulación de palabras bonitas. Fue, más bien, una profunda necesidad de desentrañar y expresar un sentimiento que me ha acompañado por mucho tiempo. Me inspiró la contradicción inherente a la existencia: la fragilidad de nuestro paso por la vida y, a la vez, la inmensa fuerza que reside en cada uno para romper con lo que nos limita. Observé cómo a menudo, sin darnos cuenta, repetimos patrones, viejas historias, heridas no sanadas. Y me pregunté: ¿Y si nuestro verdadero propósito es precisamente eso? ¿Romper el ciclo? La frase 'Memento mori, memento vivere' resonó en mí no como un lúgubre recordatorio de la muerte, sino como la más poderosa invitación a la vida. Es un catalizador. Si sabemos que el tiempo es finito, ¿cómo estamos viviendo? ¿Qué estamos construyendo? ¿Nos atrevemos a ser originales en nuestra propia existencia, a no seguir guiones preestablecidos? Y en medio de todo esto, la belleza de lo inconcluso, de los 'pendientes'. Comprendo que no todo necesita un cierre perfecto para tener sentido. Que el amor, la conexión humana, a veces perdura en ese espacio abierto, trascendiendo la presencia física, incluso la distancia. Hay una belleza inmensa en ese eco que queda, en el amor que no termina de decir su última palabra. Este poema es mi forma de decirles que la vida es una obra en constante creación, donde somos a la vez lienzo y artista. Que cada desgarro puede ser el inicio de una nueva fibra, y que la verdadera originalidad reside en atrevernos a vivir nuestra propia trama, con todas sus imperfecciones y su luz. Es una invitación a la introspección, a la acción, ya la profunda conexión con lo que somos, más allá de lo que se espera de nosotros. JTA.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 3
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