Ciudad Imperial

El Cronista sin puerto

En tus calles conocí la soledad,
en tus calles escuché el lamento.
Pero aun así, mi corazón
late por regresar.

Como si, de algún modo,
tú me calmaras.

No sé si me siento más solo
en esta ciudad gris
que veo como prisión,
o entre tus callejones
donde también dolía vivir,
pero al menos
el alma respiraba.

Aquí todo está en pausa,
aunque todo se mueva.
Las voces no me tocan,
el cielo cuelga bajo,
y los días se repiten
como puertas sin salida.

Allá había silencio,
pero era otro.
Un silencio que dolía,
sí,
pero al menos me dejaba caminar.

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