FUE EN UNA TARDE DE MAYO

FUE EN UNA TARDE DE MAYO

lo recuerdo exactamente, como si tuviera delante
toda la operación.
Fue a mitad del mes de mayo y yo iba en medio
de dos auténticos atletas, de Joaquín y de Jesús, 
el primero, de un metro 71
y el segundo, de un metro 78. Bajábamos a buen paso 
por una avenida ancha, importante, 
la que pasa por delante del hospital, 
pero, enseguida, decidimos ladearnos
y tomar por una calle secundaria 
más provista de árboles y de personas vecinas, 
con auténtico sabor de barrio. 
Y allí fue donde supimos o caímos en la cuenta 
de que nada podía cambiar nuestra dirección,
ponernos la zancadilla, forzarnos a cambiar de rumbo,
proporcionarnos un disgusto serio con la intención de ofendernos
y de evitar así que, mientras descendíamos en estrecha
camaradería, nos entrara el aire tibio a raudales, 
que la brisa del Mediterráneo me llenara los pulmones
con llamativa facilidad.

Gaspar Jover Polo