_La Maestra Rosa_
La maestra Rosa llegó al pueblo con un vestido limpio, un maletín de cuero viejo y una sonrisa que parecía no conocer el polvo.
Venía nombrada por el gobierno, dizque para enseñar a los niños de La Loma, aunque en la escuela no había ni pupitres, ni pizarras, ni techo que aguantara la lluvia.
—Esa no dura ni dos semanas —dijo Don Celín, el del colmado—. Aquí nadie enseña si no se le paga con cosecha o con paciencia.
Pero Rosa venía de otra madera.
Dio clase con piedras, con palitos, con palabras.
A veces bajo el árbol de mango, otras veces en la iglesia vacía.
Los niños la seguían como quien sigue a alguien que no grita.
Y ella escribía sus nombres con tiza prestada y los corregía con dulzura, como si cada letra mal puesta fuera una oportunidad.
Pasó un año. Después otro.
Los niños aprendieron a amarla, a leer y a escribir.
Uno leyó una carta que su padre había guardado por veinte años.
Otro escribió su nombre en la tierra para no olvidarlo.
Pero un día llegó un papel con sello.
Trasladaban a la maestra Rosa a otra comunidad, más grande, más cerca de la ciudad.
El pueblo entero firmó con huellas una carta escrita por sus niños.
La enviaron por burro y por correo.
Pero nadie contestó.
El lunes siguiente, los niños llegaron a la escuela.
El árbol de mango estaba solo.
Y sobre la piedra, una hoja:
“Sigan aprendiendo.Ustedes me enseñaron más que todos los libros del mundo.”
Rosa no volvió.
Pero los niños… escriben su nombre sin faltas.
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Autor:
EmilioDR (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 1 de julio de 2025 a las 07:40
- Comentario del autor sobre el poema: Cuento que dedico a todas las maestras y maestros que dan el pan del saber. Que se van pero que se quedan en las mentes donde florecen sus semillas. Tuve la dicha de haber sembrado en buena tierra y seguir en contacto con hombre de bien que me siguen llamando Profe o Maestro. Honores a los maestros rurales, esos que caminan largas distancias para llegar a un segundo hogar que llaman escuela, aunque no tenga cimientos ni techo.
- Categoría: fecha-especial
- Lecturas: 60
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Comentarios11
Es precioso este relato que muestra la vocación de una maestra que es capaz de inventar y usar todo lo que está a su alcance, a pesar de la precariedad, para conseguir que sus alumnos aprendan.
Es una heroína verdadera.
Muchas gracias por compartirlo, poeta Emiliano.
Gracias estimada Nelsery por pasar y comentar en mi portal en los países subdesarrollados la labor de los maestros es similar.
Un placer saludarte con mucho cariño.
Sí.Es primordial su labor de llevar instrumentos para desenvolverse en la vida.
Un placer leerte,poeta Emiliano.
Qué historia ! Gracias por transmitirla y hacer de esta mujer ejemplar un modelo.
Un saludo Emiliano.
Gracias pasaba por tus palabras y te agradezco tu comentario.
Saludos cordiales.
hermosas tus letras poeta,
se debe tomar ejemplo claro!
gracias por compartir
El lunes siguiente, los niños llegaron a la escuela.
El árbol de mango estaba solo.
Y sobre la piedra, una hoja:
“Sigan aprendiendo.Ustedes me enseñaron más que todos los libros del mundo.”
besos besos
MISHA
lg
Gracias estimada Misha por tu comentario y agradezco tu tiempo para pasar y dejar tus huellas.
Un abrazo virtual.
Gracias Emi por eso.
Yo también fui maestra
abrazo.
Gracias estimada Patricia por pasar y comentar y compartimos la misma experiencia.
Un abrazo desde la distancia.
Bonito cuento que devela dos cosas muy importantes: 1.- La escuela no es el edificio o el aula con las cuatro paredes, sino, los niños, la maestra y el entorno; 2.- Que el profesor con vocación y carisma, no ve obstáculos, sino, oportunidades para creer, hacer y crecer y, en ese caso, el aprendizaje es recíproco.
Gracias por compartirlo mi estimado amigo Emiliano.
Un abrazo fraterno.
Gracias estimado Freddy comparto contigo tu comentario sobre la vocación y el carisma del maestro rural.
Un placer saludarte amigo.
Gracias Emiliano por dejarnos ver escenas como esas de tu cuento.
Un saludo.
Gracias Antonio Miguel por pasar y apoyar mi portal.
Saludos y gracias.
Bella historia. Verdadera vocación y un alma pura con ganas de enseñar y de amar.
Mi saludo lleno de afecto y un abrazo cálido, Emiliano.
Gracias María por tus palabras y agradezco tu comentario sobre esa vocación de muchos maestros.
Saludos cordiales.
Esto es una auténtica maravilla. Cuánto le debemos a tantas y tantas Rosas que pasaron por nuestras vidas.
Chapó y gracias por llevarnos a nuestra infancia de la mano de aquellas Rosas.
Gracias Franjablanca por tu comentario el cual agradezco mucho por pasar y comentar en mi portal . Un placer saludarte desde la distancia.
Emiliano que bonita historia.
Se necesitan maestras como 🌹
Aún quedan escuelas sin techos y comunidades sin maestras.
Abrazos.
Muy bonito cuento Emiliano, de la maestra Rosa y sus niños y por cierto un poema dedicado a las maestras y maestros que dan clases a niños en poblaciones rurales.
Saludos amigo poeta
David
HERMOSAMENTE BELLO. TE FELICITO. uN BESO PARA LA MAESTRA ROSA.-
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