También entre los asientos existen clases sociales: De la banca del parque al solio del presidente, pasando por los puestos de monta, el butaco de embolar, el taburete de garra, la silla de montar los puestos municipales, el sillón del gerente, los escaños del parlamento, la silla eléctrica, los baños de asiento, etc. Los asientos son imprescindibles y la sociedad los valora con la misma grandeza que a sus ocupantes, es decir, en función de su utilidad. La categoría del prójimo descansa en los bancos y asientos a su favor.
Pero en la kilosofía de la vida hay un descansadero ecuménico, nunca bien alabado, el asiento de la paz interior, el alivio intransferible, el santuario para mirar redes sociales y leer libros o periódicos atrasados.
Naturalmente, nunca lo confesarán, pero, ¿cuántos de nuestros poetas, en esos ratos de soledad obligatoria, han encontrado allí el perfume de las musas, el verso preciso, la palabra adecuada, la inspiración para darle pujanza y eternidad a sus obras?
ELOGIO DEL EXCUSADO
Consagro esta canción al excusado
donde surge la estrofa, el pensamiento,
y anarquistas y reyes han lanzado
consignas coprológicas al viento.
Es base del mundial entendimiento:
allí sabios y zafios se han sentado,
se distingue el humano del jumento,
se iguala el mandamás al arruinado.
¡Qué agradable fugarse a esos rincones
y zarpar hacia eternas ilusiones
viento en popa y la gloria por delante!
Son periplos a bordo de uno mismo,
sobre el único trono de este abismo
donde el hombre es armónico y pujante.
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Autor:
Juan Sebastian Bache (
Offline)
- Publicado: 29 de junio de 2025 a las 13:22
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 4
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