Han transcurrido lustros y estaciones,
y lejos de menguar mi idolatría,
se tornan más febriles mis pasiones,
te amo más con cada epifanía.
No hubo jornada vana ni extraviada,
pues cada hora en ti fue bien gastada,
como en oro celeste transmutado
el tiempo junto a ti fue consagrado.
Aumenta mi fervor, jamás mengua,
pues tu mirar, cual llama que no cesa,
hace de mi existir tersa rüegua
donde el amor navega con firmeza.
No hay tesoro, laurel ni patrimonio
que iguale el capital de tu armonía;
fuiste, eres, y serás mi testimonio
de que el amor también desafía al día.
Te amo más que ayer, con más ternura,
con más calor, con más dulzura en vena,
mi amor creció sin pausa ni mesura,
como crece la flor tras la azucena.
Si ayer te amé con toda mi inocencia,
hoy te amo con el alma ya madura,
y en vez de agotarse, mi querencia
se vuelve eternidad que no se apura.
-
Autor:
El Corbán (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 29 de junio de 2025 a las 10:02
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 1
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.