Un juego
Contigo corazón nunca se pierde,
porque aún así, cuando el amor termina,
la rosa es rosa y la yerba es verde
y todo vuelve a estar en la neblina.
El amor enriquece nuestra vida
y solo un gran amor es verdadero,
si sobrepone a nuestra fe perdida,
las veces que dijimos un te quiero.
Cuando tú me aceptaste, el instante
quedó para la historia simplemente,
el dolor y el fervor apasionante
prosigue en el recuerdo permanente.
Por eso te agradezco que me ames
cuando rozan tus dedos mis perfiles
y acosan a mi rey esos infames
ataques sin piedad de tus alfiles.
En este juego del amor bendito
y en este ajedrez de corazones,
al ganar o perder siempre medito
y termino impartiendo bendiciones.
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Autor:
maurix salgado (Seudónimo) (
Offline)
- Publicado: 27 de junio de 2025 a las 11:24
- Comentario del autor sobre el poema: Manifiesto del poeta mínimo Aunque quisiera ser orfebre no lo sería: Soy minero. No diseño palabras para que brillen pulidas, sino que las extraigo —crudas, filosas, vivas— de los socavones de mi ser. Cada verso que nace de mí, glorioso o esperpéntico, lleva la marca del hallazgo y la dignidad de lo irrepetible. Escribo como se respira: sin fórmulas, sin promesas de belleza. Escribo porque algo me empuja desde dentro, como una veta de sentido que no quiero callar. Y no me interesa que todos mis poemas sean buenos: me basta con que sean verdaderos. Quiero que mis versos sean como la vida: multifacéticos, cambiantes, imprevisibles, difíciles de encasillar. Hoy puede asomar una joya… y mañana, un trompicón en forma de rima. Pero no le cierro la puerta al error: también él es parte de mi creación. Rechazo el artificio de la perfección. Cada “te quiero” en mis poemas es único —no por cómo suena, sino por lo que arrastra—: memoria, duda, carne, temblor. Y si alguna vez digo lo mismo, será con una voz distinta. Porque el alma, como la niebla, nunca se posa dos veces en el mismo lugar. A quien me lea, le ofrezco este pacto: no esperes poemas decorativos. Aquí encontrarás pulsaciones, no pronunciamientos. Hallazgos, no sentencias. Versos como piedras en la mano a punto de ser arrojadas, algunos talladas por el tiempo, otras aún cubiertos de tierra. Y todos —todos— forman parte de mí.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 31
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, Poesía Herética, Mauro Enrique Lopez Z., ElidethAbreu, JUSTO ALDÚ, 🇳🇮Samuel Dixon🇳🇮
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