Sueño de Muchos

Isgo

Desde que despierto,
entro en onda, es cierto.
Me voy a dormir tarde;
terminó el concierto.

El fracaso no es mi caso,
solo victorias amaso.
Soy ganador de nacimiento,
tengo fuerza y conocimiento.

Desde fans hasta amigos,
me buscan como zafiro.
En el reflejo tal vez los miro,
ya que a mi fiel espejo admiro.

Pensarán que es mi ego...
¡Seguro! No lo niego.
No trabajo para lograrlo;
es real, sin imaginarlo.

Algunos tienen suerte,
otros, mucha fortuna;
yo poseo ambas a la vez...
¡No me alcanza con una!

Entro a la cancha,
todo ovación.
Llego al boliche:
la verdadera acción.

Soy ídolo para ellos
y modelo para ellas.
Con sol o las estrellas,
en mi yate, botellas y las más bellas.

Abro y contemplo mi gran ropero:
perchas y joyas, como un rapero.
Tranquilo en el sillón del comedor,
veo la pileta, el quincho y el asador.

Mi nombre y perfume dejan estela;
debería estar yo en la escarapela.
¿Redes? Millones de seguidores.
¡Pobres! Envidien los impostores.

Viajé por el mundo;
ahora toca la Luna y Marte.
Mi día es luz, lujos, puro arte:
un gusto trascender y ser parte.

*Ring... Ring...*

—Pibe, apagá la alarma;
no para de sonar y vos de soñar.
Andate a laburar;
no podés faltar.

Abro los ojos,
los vuelvo a cerrar.
¿Es esto realidad?
Deprimente, para olvidar.

Afuera llueve a cántaros;
llevo el paraguas y las botas.
El ómnibus ya pasa...
frío, barro y medias rotas.

Un viejo sabio, sonriendo, sube;
se sentó, pensante, a mi lado.
Empezó a hablarme, calmarme
y dulcemente a aconsejarme:

—Joven, no te quejes ni maldigas.
¿Para qué el enojo y las intrigas?
La vida es tuya, linda y única,
para que, con orgullo,
esfuerzo y alegría, LA VIVAS.

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