Espantapájaros Social
Soy un espantapájaros social,
un ermitaño que rehúye el ruido;
los días me cruzan sin ritual,
como un rezo jamás recibido.
La soledad me viste de frío
y me arrulla en su rincón sin luz;
soy sombra sin huella ni desvío
en la escena donde arde mi cruz.
No quiero manos que se me acerquen
ni voces que desgarren mi calma;
soy eco de un ánima que ofrece
lo último que le sangra del alma.
Los segundos son agujas sin filo
que punzan un corazón rendido;
reloj sin pulso, sin rumbo, sin hilo,
que sangra el fin de lo que he sido.
Me visto con piel de apariencia rota,
un disfraz que aparenta piedad;
mas en la noche, sin voz que me agote,
mi alma grita su soledad.
He aprendido a hablar con las paredes,
a reír sin testigos ni piel;
hay quietud en los que ya no pueden
resistir lo que no cabe en papel.
Fui un niño que buscó la ternura
en pupilas que nunca lo vieron,
y crecí como llaga en quemadura
que otros tocan… y luego se fueron.
No imploro redención ni clemencia,
ni un dios que me hable en voz muy baja;
solo quiero mirar la existencia
sin que el mundo me encierre en su caja.
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El Burdel de los Poetas
Pasen, pasen al burdel de los poetas,
donde el talento es puro decorado,
donde las musas visten etiquetas
y los versos se pagan... con halago.
Aquí no se lee: se intercambia,
como quien compra carne sin mirar.
“Yo te aplaudo si tú me lambes el alma”;
la métrica da igual si sabes adular.
Hay poetas de plástico y porcelana,
que gimen sílabas con voz de cartón,
riman “dolor” con “mañana”
y creen que eso es revolución.
¿Tu poema sangra? Nadie lo nota.
¿Tu letra arde? Mejor que no.
Aquí prefieren la lírica floja,
que no molesta... ni dice no.
El “me gusta” es la nueva moneda,
el “hermoso” se reparte al azar.
Y si no entras al juego de seda,
serás excomulgado sin preguntar.
Reparten premios como migajas
a los que saben sonreír sin ver.
Si usás la palabra “alma” con ventaja,
te llaman genio... aunque no sepas leer.
Yo no traje flores ni vaselina,
ni versos con moño ni olor a té.
Traje tripas, hiel y disciplina:
mi poesía no pide permiso, ni fe.
No busco su falso vitoreo,
ni su altar de papel y confetis;
mi voz no entra en su sorteo
de estatuillas hechas de oropel.
Esto es el burdel de los poetas:
donaciones de aplausos en cadena,
poesía que lame y se arrodilla
al mejor postor... y su condena.
Y mientras ellos mojan su ego
en la saliva de algún admirador,
yo escribo con el filo del fuego
y no cambio mi sombra por su favor.
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Autor:
William26🫶 (
Offline)
- Publicado: 25 de junio de 2025 a las 00:53
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 9
- Usuarios favoritos de este poema: alicia perez hernandez, Mauro Enrique Lopez Z., Carlos Armijo Rosas...✒️
Comentarios1
El Burdel debió tener un espacio para el solito...
Lo pensé en darle un espacio individual al poema pero ya se ha escrito tanto sobre esto, que me pareció que ya no es novedad, así que lo dejé entre la luz y la oscuridad como tema secundario.
Saludos Carlitos, un fuerte abrazo 🤗
Pero lo de burdel es nuevo... Jejeje
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