Un camino llamado Padre e Hijo

Hijo amado

Disfrutar la vida…
no es más que eso:
compartir lo simple
con quien más amas.

Es mirar el mundo
con los ojos del alma,
y descubrir que la paz
cabe en una carcajada.

Cada día contigo, hijo mío,
es un regalo que no sabía que merecía.
Tus palabras, tus silencios,
ese modo tuyo de mirar el horizonte
mientras rodamos
sobre nuestro caballito de acero.

Un viaje más.
Una ruta nueva para ti y para mí.
Kilómetros de paisajes,
de viento que nos peina el alma,
de fotos que capturan no la imagen,
sino la eternidad de un momento.

Y me doy cuenta…
soy feliz.
Feliz de verte feliz.
Feliz de compartir este camino
que es más que asfalto:
es vida.

Contigo la vida se ensancha,
los kilómetros se hacen suspiros,
y cada curva guarda
una historia que llevaremos para siempre.

Eres mi hijo.
Mi motor.
Mi rumbo.

Y aunque la vida no siempre nos dé
todo el tiempo que quisiéramos,
estos momentos juntos
valen más que cualquier tesoro.

Gracias por ser tú.
Por dejarme ser tu padre.
Por recordarme,
con cada kilómetro que cruzamos,
que no hay fortuna más grande
que caminar la vida
a tu lado.

JFAS 24-06-2025